De aquí al 6 de diciembre, los 32 países clasificados a Brasil 2014 vivirán especulando sobre sus posibilidades, “si nos toca con este o nos toca con aquel”.
Muchos, incluidos definitivamente los aficionados costarricenses, pasarán soñando con que ojalá la suerte esté de su lado.
Pero ese viernes, crucial hasta más no poder, la realidad entrará sin tocar la puerta del paradisiaco complejo turístico Costa do Sauípe, de la región de Bahía (a 76 kilómetros de Salvador).
A eso de las 10 a. m., hora tica, se sabrá el destino de la Tricolor en la competencia deportiva más importante del planeta.
Y pase lo que pase habrá que despertarse de la euforia premundialista que aún quede para concentrar todos los esfuerzos en la mejor planificación posible.
¿Por qué? Porque el Mundial estará armado. La incertidumbre y la tensión habrá acabado.
Quizás, por eso FIFA elige la arena, las palmeras y los lagos de dicha zona brasileña: para inspirar calma, porque, sin duda, el sorteo pone nerviosos a todos.
“El planeta tendrá los ojos en Bahía. El sorteo es por sí solo un evento con cientos de millones de televidentes. Los mismos que para un partido del Mundial”, dijo el secretario general de FIFA, Jérôme Valcke en el sitio web oficial.