El jugador que más defiende a su equipo, que entra en dimes y diretes contra el Real Madrid es Gerard Piqué, pero ese mismo fue el que más errores cometió en la ida de la Supercopa de España.
Para el zaguero, el juego fue una pesadilla, no estuvo tranquilo en ningún momento y fue factor negativo para su equipo en ocasiones claves.
A los 50 minutos incurrió en autogol, con lo que se abrió el marcador y la cara de Piqué lo decía todo: quería desaparecer de la cancha o despertar de un mal sueño.
En la jugada lució desorientado, no sabía dónde estaba la pelota, careció de comunicación con Marc-Andre ter Stegen y se barrió por el balón... el resultado fue un autogol.
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A diez minutos del final y con el FC Barcelona encimando al Real Madrid, Piqué volvió a fallarle a su equipo.
Le tocó el peor panorama que puede vivir un defensa: Cristiano Ronaldo a toda velocidad con balón dominado y en superioridad numérica.
El mano a mano lo perdió Piqué, fue superado en velocidad y fue incapaz de tapar el indomable remate del luso, que se terminó incrustando en el ángulo del marco culé.
El 1-2 no era un resultado trágico para los catalanes, tomando en cuenta que falta el juego de vuelta, que será este miércoles a las 3 p. m., y lo parejo de los dos mejores equipos españoles.
No obstante, Piqué le volvió a fallar a sus compañeros, esta vez en otro mano a mano, pero con un verdugo diferente.
Asensio fue el responsable de poner contra la pared a Piqué; el volante del Real Madrid recibió el esférico, enfrentó al zaguero y sacó un disparo de izquierda para poner un 1-3 que parece lapidario en la Supercopa.
Este trofeo esta más cerca de quedarse en el Santiago Bernabeú que del Camp Nou, algo que los propios futbolistas reconocen luego de la derrota.
“Es difícil darle la vuelta, ahora lo vemos en negro, pero saldremos a intentarlo, habrá que hacer tres goles; entonces saldremos a atacar. Ha sido un partido parejo con ocasiones por ambos lados”, comentó el volante Sergio Busquets.