San Rafael de Alajuela. Al momento en que el árbitro jamaiquino Courtney Campbell pitó el final del juego ante México en el Azteca, Costa Rica ya sabía cuál sería su camino en el resto de la eliminatoria al Mundial.
Este incluye mejor futbol, más garra y, por supuesto, solo resultados positivos. Aunque todo esto parezca obvio, a veces se necesita alguien que lo diga. Así pasó dentro de la Tricolor.
Esa noche durante la cena, Álvaro Saborío, que ante la prensa esgrime poquísimas palabras, habló fuerte y claro para todos sus compañeros. Al parecer, en la intimidad del camerino, el delantero tiene mucho más verbo.
Según contó el volante José Miguel Cubero, Saborío retó a sus compañeros y les dijo que el 12 de octubre, es decir, mañana, se jugarían uno de los partido más importante de sus vidas. Les dijo que esperaba que tomaran las cuatro semanas que faltaban para entrenar en sus equipos, única y exclusivamente, para este juego. Les dijo que ya el partido ante El Salvador había comenzado.
Y según dijeron los futbolistas durante toda esta semana, el mensaje del goleador, a quien catalogaron como uno de los líderes, caló bastante profundo.
Christian Bolaños, Celso Borges, Joel Campbell, el propio Cubero. Todos manifestaron que desde ese mismo día, ya fuera en ratos libres o en las prácticas, la mente estuvo enfocada en derrotar a El Salvador a como dé lugar. En seguir con posibilidades de ir a Brasil 2014. En darle una alegría al país.
Ahora solo falta un día para que el futuro inmediato del futbol tico esté en las piernas de unos cuantos jugadores. Ahora solo faltan unas horas para que, a las 7:30 p. m., esa percepción del mensaje de Saborío salga a jugar al Cuscatlán.