- Real Madrid's Sergio Ramos reacts during the Spanish league football match between Sevilla and Real Madrid at the Sanchez Pizjuan stadium in Sevilla on September 15, 2012. AFP PHOTO/ CRISTINA QUICLER (CRISTINA QUICLER)
Un año sin títulos no es una novedad en el Real Madrid. De hecho, en nueve de las últimas 20 temporadas finalizó como lo hará en la 2012-2013; es decir, en blanco, sin poder visitar a la diosa Cibeles.
No obstante, por más que la sequía se vuelva costumbre en la casa merengue, el hecho nunca dejará de catalogarse como fracaso.
Lo es porque el club dispone de una fortuna tal que puede darse el lujo de tener en sus filas a grandes jugadores y al director técnico más caro de la historia: José Mourinho.
Un estratega que arribó al equipo madridista con la consigna de levantar la décima copa de campeón de Europa, pero luego de tres campañas, consiguió el dudoso mérito de morir siempre en semifinales.
Tampoco alcanzó mayor gloria en la liga, pese a campeonizar el año anterior con las mejores estadísticas que se recuerdan de un monarca en dicha competencia.
Sin embargo, su pecado más grandes radicó en su incendiara y egocéntrica política de liderazgo: “Conmigo o contra mí”.
Esa actitud le costó la enemistad de los líderes del equipo (a saber, Sergio Ramos, Iker Casillas y Cristiano Ronaldo), la prensa y la afición menos radical.
Bajo dichas circunstancias, la cotidianidad del Real Madrid dejó de centrarse en lo que acontecía en la cancha, para priorizar las consecuencias de los rumores que salían de un fraccionado vestuario.
Si Mourinho, como principal abanderado de la causa merengue, se encargó de atizar la hoguera con sus frases y resoluciones, el desenlace no podía ser de otra manera.
Fórmula agotada. Encausar en una sola persona el año fatídico del Real Madrid también sería un grave error, si es que el club pretende volver a saborear las mieles del éxito.
Una gran culpa recae en los pobres números que registraron algunas de las figuras que sí deslumbraron la campaña pasada.
Tal es el caso de los delanteros Karim Benzema y Gonzalo Higuaín: ambos aportaron una decena de goles menos que en la temporada 2011-2012.
Una cifra trascendental si se toma en consideración que el contragolpe, que es el estilo de juego impuesto por José Mourinho, se sostiene por la efectividad frente a la portería del adversario.
Valga recordar que en los partidos contra el Borussia Dortmund y el Atlético de Madrid, donde los merengues dejaron ir las dos últimas oportunidades de campeonizar en este curso, la efectividad de los atacantes fue desastrosa.
En este aspecto salvó su culpa Cristiano Ronaldo, pues en 55 partidos durante esta temporada, aportó igual número de anotaciones.
Al luso se le puede achacar el bajo nivel mostrado al inicio de la liga, cuando el Barcelona sacó una ventaja en el liderato que, a la postre, fue insalvable.