Alajuela. Si es cierto eso de que las victorias valen más cuando se sufre, la que la Liga obtuvo anoche ante el Chorrillo de Panamá, debería valer por diez puntos.
Vencer al cuadro canalero requirió una dosis extra de concentración y sudor para los manudos. Aunque el gol tempranero de Armando Alonso (14') hizo pensar que la victoria sería sencilla, el juego se fue complicando al punto de acabar sacando agua del barco.
Alajuelense fue claramente ofensiva desde el pitazo inicial. Como se había previsto durante la semana, el Machillo Ramírez mandó a la cancha el mismo esquema que utilizó en los dos primeros juegos del Torneo de Invierno 2014.
Puso una línea de cuatro zagueros, dos volantes de contención, un enlace (Pablo Gabas) y tres hombres delante de él para desbordar con velocidad. Estaba claro que el plan era abrir el marcador tan pronto como se pudiera.
El Chorrillo, en cambio, se inclinó por la mesura. Plantó dos líneas de cuatro y aguardó en su campo por un espacio adonde lanzar el balonazo en pos de una sorpresa.
Por poco lo encuentra, al 9', en una viveza de Anthony Basil que casi madruga a los zagueros rojinegros, pero no a Patrick Pemberton.
Fue un susto nada más, porque al 14' cayó el gol que la Liga buscaba. Un desborde de Álvaro Sánchez por la izquierda, deparó en un centro que se estrelló dentro del área en un zaguero panameño y dejó servido el balón para que Alonso solo tuviera que poner su cabeza.
El tanto fue un empujón anímico para los rojinegros, pero no pareció generar ningún sentimiento en los canaleros que insistieron en seguir ordenados en su mitad.
Su desidia terminó hacia el final de la etapa inicial, cuando la Liga perdió a Gabas, casi noqueado por un golpe artero en la cabeza.
Intentos. Remates de lejos de Richard Dixon y Miguel Camargo y un par de tiros de esquina dejaron ver algo de la ofensiva del Chorrillo, pero se disipó al descanso.
Alajuelense volvió al campo dispuesta a aumentar la ventaja y lo dejó claro en menos de cinco minutos, con un disparo del recién ingresado Jerry Palacios y un cabezazo de Kenner Gutiérrez que se fue a un costado inexplicablemente.
Sin Gabas en el campo, los del Machillo se vieron obligados a tocar menos y así a buscar el segundo gol con un juego más directo.
Para eso entraron Palacios y Jonathan McDonald y por eso el Chorrillo se vio de repente con la pelota en sus pies, aunque no supiera qué hacer con ella.
Mas la inoperancia de los panameños en ataque no alcanza para ocultar que la Liga se vio mal hacia el final del juego. Lo delata el disgusto de la grada que pedía a gritos un segundo gol y acabó casi comiéndose las uñas en cada acercamiento del rival área.