El portugués Cristiano Ronaldo ganó de nuevo el premio al mejor jugador de fútbol del mundo, ahora llamado Balón de Oro de FIFA .
Lo hizo tras cuatro años de observar cómo su némesis, el argentino Lionel Messi, lo miraba desde arriba del escenario del Kongresshalle de Zúrich, en Suiza, casi que con una mueca burlona, una que hubiese combinado a la perfección con sus trajes.
CR7 lloró al escuchar su nombre de los labios de Pelé, el elegido para abrir el sobre que tanto morbo generó últimamente.
Fue demasiado para él darse cuenta de que el gigantesco esfuerzo que realizó en el cierre del 2013, tanto en Real Madrid como en Portugal, le dio lo que tanto añoraba en el plano individual.
Porque aunque unas semanas antes dea la ceremonia todavía no se sabía si asistiría, aduciendo que no le interesaba el desenlace (quizás aún resentido por la burla del presidente de FIFA, Joseph Blatter en un programa en vivo), a nadie engañaba. Ni a sí mismo.
Ronaldo, adicto a la competencia, al éxito y al triunfo, necesitaba estar en lo más alto, justo como lo hizo en el 2008, antes de que Messi monopolizara cuanto galardón existiese en este deporte.
Logros. Fueron entonces los 69 goles que hizo en solo 59 partidos que disputó el año pasado (la mayoría en un segundo semestre explosivo), a los cuales se les suma su hombrada en el repechaje al Mundial contra Suecia, lo que lo regresó al frente del escaparate.
En 2008, penúltimo año en que se entregó por separado el Premio al Mejor Jugador FIFA y el Balón de Oro (en 2010 se fusionaron al actual), subió solo. Ahora lo hizo acompañado de su pequeño hijo, Cristiano Ronaldo Jr., al que deberá explicarle quién es Pelé, ese hombre que lo alzó mientras se dirigía al público traicionado por la emoción, sentimiento que apenas lo dejó decir unas palabras.
“Estoy muy feliz. Gracias a mis compañeros, a mi familia, a mi novia, a mi hijo. Son muchos los que me ayudan. Perdón a los que se me olvidan, pero es que estoy muy conmovido”, dijo entre sollozos y acongojantes pausas, que a fin de cuentas le sirvieron para humanizar esa imagen arrogante que se filtra en las dosis exactas que la televisión quiere.
Ronaldo se dejó el prestigioso galardón al superar a Messi por 160 puntos en la votación en la que participaron entrenadores, capitanes y periodistas de todos los 209 países afiliados a FIFA.
La pizarra dijo 1.365 (27,99% de la votación) sobre 1.205 (24,72%). El tercer lugar fue para el francés Franck Ribéry (1.127 y 23,36%).