Lisboa
Al grito de "¡Aqui estou eu!" (¡Aquí estoy yo!"), Cristiano Ronaldo eclipsó por un día la ardua crisis portuguesa gracias a los tres goles que este martes tumbaron a Suecia y certificaron el pasaporte luso al Mundial de Brasil.
Las tres poderosas cabalgadas de Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro (Funchal, 1985), culminadas con dos zurdazos y un derechazo, coparon los noticieros portugueses, que en muchos casos dedicaron más de 15 minutos a la proeza del delantero del Real Madrid por delante de cualquier noticia política o económica.
La imagen más repetida fue la celebración del segundo gol, el que arruinó las esperanzas suecas en una remontada. Al recibir un balón bombeado de Hugo Almeida, el crack luso arrancó como un pura sangre, controló con la rodilla y fusiló con la zurda a Isaksson.
La rabia eufórica mostrada por el capitán de Portugal sirvió de sedante para muchos portugueses, que viven desde el 2011 sujetos a las duras medidas de austeridad de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional a cambio de un rescate financiero.
Ni el alto desempleo (15,6%), ni los cortes en los salarios y en las pensiones, ni la subida de las tasas en la educación y la sanidad hicieron mella en el apoyo a la selección.
Prueba de ello fueron los cientos de aficionados desplazados al aeropuerto de Lisboa para recibir a los héroes procedentes de Suecia.
La polémica imitación que le dedicó hace una semanas el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, no hicieron más que motivar a Ronaldo -se ha hartado a marcar goles desde entonces- y crear en torno a él un sentimiento patrio de solidaridad incluso entre los aficionados más escépticos.