Buenos Aires.
Siempre es edificante cuando el talento supera al músculo. Es más artístico, gusta más. Y así está planteado el clásico español: Barcelona es el arte, el preciosismo; Real Madrid el empuje, la fuerza. Son estilos válidos, aunque a este cronista le agrada más lo primero. El Barça volvió a vencer al cuadro de Di Stéfano y otra vez le sacó una ventaja –seis puntos– que en modo alguno es determinante –apenas van 10 fechas de 38–; sin embargo, uno empieza a sentirse líder en serio y el otro a remar de atrás, con los ratones comiéndole la cabeza y los millones pesándole en el subconsciente.
No fue un Barça arrollador ni mucho menos. Normal. Al revés de lo habitual, pegó en los momentos justos. Fue contundente. En realidad muchos tópicos fueron al revés de lo habitual: Pepe casi no pegó, Alexis Sánchez hizo un golazo tremendo que sirvió para ganar un partido importante, el árbitro no sancionó un clarísimo penal en favor del Madrid, Iniesta gravitó de verdad en el juego, Messi jugó poquito... Sí, muchas cuestiones inhabituales.
Pero hubo también lo de siempre: la defensa del Barça muy flojita, Valdés confirmando que es, hoy, el mejor arquero del mundo por un kilómetro de distancia (ha destronado a Casillas desde la temporada anterior), Sergio Ramos aplicó sus tradicionales codazos –el árbitro, como es obvio, no expulsó a Sergio Ramos–, el Madrid no jugó a nada...
El Madrid, mucho menos prepotente desde la salida anticipada de José Mourinho, vale resaltarlo, se fue echando espuma por la boca por el penal enorme que Mascherano le cometió a Cristiano Ronaldo y que no pitó Undiano Mallenco. Insólito: por una vez en la vida no se lo cobraron. Ahora sabe el madridismo lo que es perder porque el juez se equivoque en contra. En general, eso le sucede a sus rivales en todos los partidos.
Pero el Madrid debió quedar con 10 en el minuto 47 por una falta fea a Iniesta de Ramos (ya estaba amonestado por un codazo a Neymar). Y era la tercera entrada fuerte. Ahí no protestaron Cristiano y los otros. Ancelotti agradeció el gesto del colegiado y reemplazó inmediatamente a Ramos. Sabía que estaba jugando gratis. Los jueces son un espanto, en Suramérica, en Europa y en todas partes. No hay curso que los arregle. En todo caso, es muy simpático ver al Real Madrid quejarse del referí. Y a Sergio Ramos oírlo decir: “Contra estas cosas no hay cómo luchar”. ¡¡¡Sergio Ramos!!!
Tres minutos después de Ramos se fue Bale, sustituido por Benzemá. Cada vez que Bale toca la pelota el mundo entero piensa en los 100 millones de euros que pagaron por él. Y la valoración se le tuerce en contra. Le va a costar levantar ese prejuicio. Y le va a costar ser figura en España. Es raro ver a un jugador destacado en el fútbol inglés triunfando en la patria de Cervantes. No son muchos los que van: Beckham, MacManaman, Thierry Henry, Owen, el mismo Cesc, Song, han pasado sin gran éxito. La liga inglesa es muy atractiva, pero menos fuerte que la española, sin la menor duda. La excepción es Cristiano Ronaldo. Con goles más que con juego se ha convertido en estrella también allí.
Ancelotti no parece muy convencido de Gareth Bale. Pero Florentino Pérez se lo ha llevado de la mano y le ha dicho: “Toma, este ha costado 100 kilos”. Y el italiano tiene que ponerlo. No sabe de qué, pero tiene que hacerlo. Para el mercado de invierno, el presidente está pensando, dicen, en otro fichaje bomba, de esos de 100 para arriba, cosa que el ruido tape las críticas.
Martino lleva ya 18 juegos en el Barça . Cuando se anunció su contratación la gente en España se escandalizó de tal forma que casi hubo un soponcio regional en Cataluña. Que quién es este tío. Que de dónde salió. Que cómo así. Díganme que no es cierto. Yo me muero. Pero va invicto Martino. Ganó 3 amistosos (uno 8-0 al Santos), 9 partidos de Liga, dos de Champions y empató otros cuatro. No era tan grave, puede ir un técnico suramericano y dirigir en España, Manuel Pellegrini, el Cholo Simeone y Bielsa, lo demostraron. Tal vez no gane un título; hay tantos españoles que no ganan un título y dirigen.
Lo que no ha podido arreglar Tata es esa gotera molesta en defensa. Para ser más precisos, en el centro de la defensa. Llueve ahí. Javier Mascherano jugó otra vez un partido pésimo, tan proclive a dársela a los contrarios cuando el equipo está saliendo, Gerard Piqué parece lento. Cuando un equipo no defiende bien siempre parece próximo a perder. Le han creado mucho riesgo al Barça en este tiempo. Una explicación del invicto tiene nombre y apellido: Víctor Valdés.
Una colega sostiene que cuando se ven seis clásicos al año, como pasa con el Barça y el Madrid, se pierde interés, se bastardea el concepto de clásico. A uno le gustaría ver uno por día. No hay encuentro en el mundo, hoy, con más nivel que este. Nada es más intenso, más veloz, con tantos cracks , con tanta tensión y carga emocional como en Barcelona-Real Madrid. En cada choque se juegan la temporada. Quince años atrás algo así pasaba en Inter-Milan, Milan-Juventus, pero el fútbol italiano quedó rezagado, va tercero o cuarto con una vuelta menos que el español. En Alemania no hay un ‘derbi-derbi’, el Dortmund intenta pelearle ahora la primacía que ostenta el Bayern desde hace 40 años. Y en Inglaterra el producto es impecable, con un estuche delicioso, aunque el juego es de menos categoría.
El otro día vimos Rosario Central 2-Newell’s Old Boys 1. El paradigma del clásico. De eso no se hacen videos, sino documentales. Es la Tercera Guerra Mundial.