La clasificación de la Selección de Bosnia Herzegovina a su primer mundial trasciende de los límites deportivos del fútbol.
La alegría se vivió en las calles de Saravejo, donde hace 20 años transitaban tanques debido al conflicto entre croatas, musulmanes y serbios, en el marco de la separación de la antigua Yugoslavia, que ocurrió en 1992.
Bosnia es un país con una superficie similar a la de Costa Rica. Su selección está compuesta en mayoría por jugadores musulmanes.
Sin embargo el 38% de la población es serbio-bosnia y el 12% es bosnio-croata. El fútbol es apenas una de las muchas diferencias que dividen al país del este de Europa.
Bosnia se clasificó como primera de grupo, superando a Grecia por el criterio de gol diferencia.
El boleto se concretó en la última fecha, cuando a los dragones visitaron a Lituania, en un encuentro que se definió con un tanto solitario del delantero Vedad Ibisevic, héroe nacional en Sarajevo.
Según notas de AFP y EFE, el ambiente en Bosnia estaba dividido. Por un lado, los serbios estaban pendientes del encuentro Serbia-Macedonia, ambos conjuntos sin oportunidades de clasificar.
Por el otro, los musulmanes invadieron los tejados e iluminaron el cielo con bengalas para esperar el bus del equipo y recibir a la expedición bosnia.
Después de alcanzar el boleto a Brasil el capitán de los dragones Emir Saphic declaró en los medios de prensa: “Gracias a todo el país y también gracias a aquellos que estuvieron en contra".
Los Dragones de los Balcanes. Cuando se habla del conjunto de Bosnia hay que tomar en cuenta que varios futbolistas emigraron a otras selecciones debido al conflicto político y militar.
Tal es el caso del volante Marco Marin, quien decidió jugar para el combinado Alemán o Ivan Rakitik quien se fue con Croacia.
Los que se quedaron formaron un conjunto que en términos futbolísticos cuenta con un cuadro balanceado y aguerrido.
Un cuadro que le puede plantar resistencia a cualquiera en el Mundial de Brasil.
Por la entrega en la cancha al conjunto de los balcanes se le bautizó como los Dragones Bosnios.
La punta de lanza del equipo es el joven delantero Edin Dzek: su pegada con las dos piernas, el remate de cabeza, su contextura atlética y zigzagueo mortal lo convierten en una amenaza para cualquier zaguero del mundo.
Dzeko fue el héroe de la eliminatoria al marcar diez tantos, su dorsal 11 es el más famoso entre los seguidores de los Dragones.
Por otro lado, está el volante de 23 años, Miralem Pjanic, quien tiene una tremenda hablidad para eludir marcas en la zona medular de la cancha, es una pieza fundamental en el engranaje de la AS Roma, de Italia.
Además está el vertiginoso Senad Lulic, quien milita en la Lazio.
La zaga está blindada por el aguerrido capitán Emir Saphic, quien milita en el Bayern Leverkusen, de Alemania.