Berlín. AP Borussia Dortmund y Bayern Múnich empataron ayer 1-1, en un encuentro de liga subido de tono que sirvió como preámbulo de la final de la Liga de Campeones que disputarán dentro de tres semanas, en Londres.
El partido no definió nada, pues los bávaros aseguraron el título hace cuatro semanas, aunque al Dortmund le consuela el hecho de estar invicto ante el Bayern en los últimos seis compromisos de liga.
Kevin Grosskreutz abrió la cuenta para los aurinegros a los 11 minutos, con una impresionante volea que venció la resistencia del arquero Manuel Neuer.
Poco duró la alegría para los locales, pues Mario Gómez igualó el marcador con un certero cabezazo, cuando los defensores del Borussia perdieron su marca.
Los muniqueses terminaron con diez jugadores, debido a la expulsión de Rafinha a los 64’ por propinarle un codazo en el rostro al polaco Jakub Blaszczykowski
“Quien haya pensado que este sería un juego amistoso, no conoce al Borussia Dortmund ni al Bayern Múnich”, aseguró el directivo aurinegro, Hans-Joachim Watzke.
Precisamente, cuando Rafinha abandonaba el terreno de juego, se enfrascó en una acalorada discusión con el estratega del Borussia Dortmund, Jurgen Kloop.
“No queríamos que alguien sospechara que se trataba de un amistoso. El árbitro nos pidió que nos diéramos la mano. Luego sigue”, sostuvo el técnico tras el juego.
Su contraparte, Jupp Heynckes comentó que un encuentro como el de ayer es el que se puede esperar para la final del 25 de mayo.
“Fue un partido muy intenso en el que no se regaló nada. Contra el Dortmund, sin importar donde sea, no hay amistosos y es lo que esperamos en la final de Wembley.”
Pese a sus discursos, ambos estrategas decidieron hacer rotaciones respecto a los equipos que consiguieron la clasificación en tierras españolas, donde eliminaron al Real Madrid y al Barcelona.