El fuego de los Juegos Centroamericanos cumple –con San José 2013– 40 años de arder en el área.
La primera vez que se encendió la antorcha para celebrar estas justas fue el 23 de noviembre de 1973, en Guatemala.
Tras un recorrido de 168 kilómetros –desde la ciudad guatemalteca de Gumarkaj, El Quiché– la tea ardió en el monumento a Los Próceres de la Independencia, en Ciudad Guatemala.
El contexto histórico de la antorcha centroamericana fue suministrado, a solicitud de La Nación , por el departamento de Comunicación Virtual del Comité Olímpico Guatemalteco.
Se detalla en el archivo, que la tea se encendió tras un ritual autóctono Chichicastenango, municipio del departamento de El Quiché. La ceremonia se realizó frente a autoridades departamentales y deportivas de Guatemala.
La llama fue trasladada a la capital guatemalteca en manos de los atletas de la Federación Nacional quienes la entregaron a Alejandro Maldonado Aguirre, presidente de los Primeros Juegos Deportivos Centroamericanos.
El funcionario, tras recibir el ‘fuego sagrado’ lo depositó en un pebetero especial.
Para el 24 de noviembre del mismo año, la misma federación de atletismo, trasladó la antorcha hasta el Estadio Nacional de Guatemala donde el destacado e histórico maratonista Doroteo Mateo Flores la tomó y recorrió el recinto que actualmente lleva su nombre.
Colocada en su pebetero, la antorcha ardió hasta el 2 de diciembre de 1973 día en que “fue apagada, con la esperanza de volver a su luz dentro de cuatro años, cuando se celebren los II Juegos Centroamericanos, en El Salvador”.
Desde ese momento la antorcha se convirtió en un principio fundamental para estas justas y su fuego fue cedido por el país anterior al nuevo anfitrión del certamen.
Hoy, cuarenta años después, Costa Rica recibe por primera vez eso que los guatemaltecos llaman ‘El Fuego Sagrado’.
La llama recorrerá gran parte del territorio costarricense anunciando que la fiesta deportiva más grande de la región está a pocos días de iniciar.