Este domingo 11 de setiembre, en un homenaje ampliamente merecido y largamente esperado, José León Sánchez se sentará en la silla del Teatro Nacional que la administración carcelaria no le permitió ocupar hace 53 años.
Frente a él, en un escenario que ha albergado las más profundas manifestaciones artísticas, el Teatro Espressivo escenificará una brillante versión libre de La isla de los hombres solos, la obra fundacional de una carrera literaria sin parangón en la historia de Costa Rica.
Es muy probable que el reconocimiento que le hará la ministra de Cultura, Sylvie Durán, provoque una gama de emociones contrastadas. Yo he pasado por ellas en los últimos diez meses mientras ponía a punto la adaptación a las tablas de dicha novela.
San Lucas es “La isla”. Todos hemos oído hablar de ella. La visitaban turistas con el morbo a flor de piel, futbolistas para retar a los reos, o estudiantes de derecho para conocer cómo serían sus “clientes” potenciales.
Todos conocemos anécdotas sobre ella o sobre José León Sánchez, el hombre que la hizo entrar en la conciencia colectiva costarricense al narrar el descenso a los infiernos que ahí se vivía y que él sufrió en carne propia.
La isla es como una prisionera más de su mala fama, reducida a unos edificios en ruinas, unas playas con basura y un solo guardaparques en un cuarto sin electricidad ni agua, esperando redención al igual que el más notable ocupante de su tiempo.
Aunque esencialmente soy un hombre de negocios, una buena parte de mi vida ha girado alrededor del teatro, habiendo producido desde el 2002 unas 43 obras y contribuido a montar aquí otras 17 con compañías extranjeras y nacionales.
Grito de libertad. Cuando leí por primera vez La isla de los hombres solos sentí una descarga de miles de voltios y me dije que había que adaptar al teatro ese vigoroso grito de libertad y de superación humana.
Aunque contaba con una habilísima dramaturga que se especializa en adaptar novelas al teatro (Caridad Svich), un director neoyorquino perspicaz y conocedor del teatro (José Zayas), un espacio (el Teatro Espressivo) y un equipo de colaboradores muy comprometido, el resto no fue necesariamente miel sobre hojuelas. Negociar los derechos, encontrar los actores idóneos, sensibilizar al público potencial, entre muchas otras tareas, me han afinado el arte de la paciencia tan necesario en las lides teatrales.
Estrenada el 1.° de setiembre en el Teatro Espressivo, donde estará en cartelera hasta el 6 de noviembre, la obra ha despertado un creciente interés por un hombre que, encerrado entre cuatro paredes en condiciones indignantes para cualquier ser humano, depositó su futuro en la lectura, la escritura y en el estudio del derecho penal.
La isla de los hombres solos le abrió al escritor José León Sánchez las puertas de la libertad y lo catapultó a una gloria literaria que comenzó en la cárcel, donde purgó casi 20 años de reclusión.
Traducida a 15 idiomas, se han publicado tres millones de ejemplares desde su primera impresión en una prensa artesanal montada por reos en el presidio San Lucas en 1963. En ese año ganó también los Juegos Florales de Costa Rica en la rama de cuento.
Sánchez, de 87 años, es actualmente el escritor costarricense más vendido de la historia, uno de los más prolíficos, con unas 30 obras escritas, y el más conocido en el mundo.
El mal llamado “Monstruo de la Basílica” se convirtió en un verdadero “Titán de la literatura” y ha abordado numerosos temas históricos y biográficos. Entre ellos figuran la grandiosa Tenochtitlan, la última batalla de los aztecas, la cual le valió el respeto de los lectores mexicanos y la admiración internacional, y la biografía de Chavela Vargas, titulada Al florecer las rosas madrugan.
Absuelto. Perseguido durante décadas por los hechos de mayo de 1950 en Cartago, la justicia costarricense acabó absolviéndolo de toda pena y responsabilidad (en 1998 y 1999), y la Iglesia católica le pidió perdón (en el 2000).
Cuando José León ganó el primer lugar de los Juegos Florales, se le denegó el permiso para asistir a la entrega del premio en el Teatro Nacional. Un asiento vacío y sobre él un ramo de flores, fueron reflejo de su ardiente ausencia.
Pero este 11 de setiembre del 2016, en ese mismo recinto cultural, José León Sánchez, uno de los dedicados de la Feria del Libro de Costa Rica, estará viendo la versión libre de La isla de los hombres solos, en un lugar de honor como corresponde, cerrando el ciclo de los profetas que no lo son en su tierra.
El autor es empresario teatral.