Durante la discusión del crédito de un banco del Estado a la actividad de importación de cemento, la administración Solís Rivera ha mostrado una enorme determinación en la búsqueda de supuestos cambios en los niveles de competencia de dicho mercado.
Han expuesto razones como una mejora en las condiciones para los consumidores, en la calidad del producto y, además, el fomento de una mayor competencia entre los actores. Se ejecutaron con toda celeridad los cambios al reglamento técnico que eran necesarios para la entrada del cemento chino. Y el mercado se abrió, como se le abrió el mar Rojo a Moisés.
Los costarricenses hemos visto que los cambios en un mercado son posibles, expeditos y con diligencia cuando la voluntad política está decidida a hacerlos. Pero, señores, esa misma firmeza del gobierno debe ser aplicada urgentemente a otros mercados en los que el país necesita que dejen de existir monopolios. Necesitamos ese mismo empeño incesante del gobierno para la apertura de los combustibles y generación eléctrica, que vimos en el caso del cemento.
Para comprender mejor este sentido de urgencia, tenemos que entender el daño irreparable que los monopolios del combustible y la electricidad les hacen al sector productivo y a los consumidores costarricenses en general. Digámoslo claro: estos monopolios nos están poniendo contra la pared. El tener que asumir los costos de su ineficiencia y sus privilegios causa que nuestras empresas no puedan crecer, generar más empleo, producir más y exportar más.
Pago sin necesidad. El mercado de la importación y la distribución de combustibles está en manos de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope), aunque debería llamarse Imcope (Importadora Costarricense de Petróleo), pues es una refinería que no refina. Los costarricenses seguimos pagando, entre otras cosas, todos los salarios y los gastos operativos de un personal ocioso en la parte de la refinería que no sabemos qué hace durante su jornada laboral en la gerencia de refinación.
Costa Rica tiene los precios de los combustibles más altos de la región. Además, nuestros competidores de otros países utilizan gas natural, que es el combustible industrial más barato en producción industrial, y nuestros empresarios hoy no tienen esa posibilidad. En Costa Rica usamos combustibles más caros como el búnker y el gas licuado de petróleo.
Nuestros precios no mejoran porque el modelo de negocio costarricense está basado en un monopolio ineficiente administrado por Recope y un altísimo impuesto único a los combustibles. Tenemos puesta una venda en los ojos para no darnos cuenta de que el mundo avanza hacia combustibles y fuentes energéticas que no forman parte del ámbito de acción de Recope.
Apertura. Necesitamos apertura en el mercado de combustibles. Así no estaremos atados a un único proveedor, no tendremos todos los huevos en una única canasta y no financiaremos, entre todos, los costos operativos para mantener a flote ese “monstruo institucional” cuya misión hace mucho ha sido abandonada.
Por otro lado, tenemos la generación eléctrica, en la que una mayor reducción de tarifas es urgente. La agenda de la Cámara de Industrias de Costa Rica ha estado marcada por nuestras múltiples oposiciones al alza de tarifas tanto de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz como del Instituto Costarricense de Electricidad. Hemos sido la organización empresarial que ha presentado una fuerte oposición a aumentos de tarifas, con firmes argumentos en las audiencias de la Aresep.
El país debe abrirse a una competencia regulada del mercado de generación eléctrica, que permita escoger y ejecutar solamente los mejores proyectos, mejorar la metodología tarifaria y la gestión de los operadores, así como reforzar la investigación, desarrollo e innovación de tecnologías alternativas que optimicen la matriz energética. Al consumidor no le interesa quién produce energía, lo que le importa es que sea a un precio competitivo.
Necesitamos mejorar las condiciones de competitividad para el sector productivo, reduciendo los costos operativos de nuestros insumos principales: tarifas eléctricas y combustibles. Necesitamos crear más empleos y que los costarricenses no pierdan su empleo actual.
Necesitamos un Estado que genere las condiciones que permitan el crecimiento económico de los sectores productivos del país, brindándoles a las empresas la oportunidad de reducir sus costos y generar mayor cantidad de empleos, riqueza y desarrollo.
Necesitamos un gobierno que se “compre la bronca”, tan decididamente como pareciera que lo hizo con el cemento.
Por lo anterior, señor presidente, le tomamos la palabra y le preguntamos frente a los costarricenses: la apertura de los monopolios de combustibles y generación eléctrica, ¿para cuándo?
El autor es presidente de la Cámara de Industrias.