¿Estamos ganando la batalla? ¿Hay menos fumadores y menos muertos ahora que las cajetillas de cigarros con grandes letras y hasta fotos escalofriantes advierten que “fumar mata”? Es de temer que no, o que la diferencia resulta tan notable que no se nota.
El tabaco continúa atrapando a miles de adolescentes en Costa Rica. El problema no son solo los jóvenes. Saben leer, pero no quieren entender; al contrario: decodifican demasiado bien que nosotros no somos consecuentes. Ahora, entre muchos de ellos, a sabiendas de que el fumado causa tanto daño, ello constituye un acto de rebeldía y de negación a un mundo falso. No se equivocan en su diagnóstico; solo andan con un remedio equivocado. Y no es un problema nacional.
Un reciente informe francés sobre drogas y toxicomanía revela que a los 17 años casi la mitad de sus adolescentes ya probaron la marihuana, un 70 % ha probado el tabaco y casi el 90 % ha ingerido alcohol.
Las imágenes de jóvenes ingleses ebrios de trago y tabaco son espeluznantes. En Alemania, el problema del fumado cuesta 79.000 millones de euros al año, cerca de 1.000 euros por cabeza.
Los consumidores empedernidos siguen insistiendo inmoralmente en el gozo inmediato porque los grandes productores no ofrecen solo tabaco, sino, sobre todo, alicientes diversos para volverse rápidamente adictos. Promueven la apariencia de que, igual con tantos gustillos, un pitillo de vez en cuando no hace daño, que, por el contrario, forma parte de los goces de la vida, que esa alegría es parte de la salud individual y social.
Cigarro en mano. Los mayores fuimos hasta educados dentro de un modelo de bienestar y de imagen de lo bien visto, cigarro en mano. Basta ver las películas de antes, recordar que cuando murió la gran Melína Merkoúri, en 1994, cientos de griegos colocaron en su tumba cajetillas de su marca favorita de cigarrillos como homenaje.
Y no solo eso: los grandes de la industria del tabaco, allá, no pagaban impuestos.
Es lo mismo en todas partes: el entorno sigue lleno de fumadores pasivos, allí donde el fumado está relacionado con 13 tipos de cáncer y con infartos.
“Libertad”. Pero en nombre de la libertad de escoger, ciertas líneas aéreas siguen ofreciendo en duty free enormes cartuchos de cigarrillos; en varios aeropuertos reservan ciertos espacios donde uno ve a esos pobres, empedernidos, chupando y tosiendo.
Como ahora todo es “relativo”… ¿Qué será mejor? ¿Matarse de una vez, estilo kalasnikov, u optar por la vieja escopeta de perdigones, fumando supuestamente “de a poquitos”, pero en cadena, encadenados? ¡Alternativa más insolente!
Parte de la solución debe ir en la línea trazada, integral, atacando el problema desde diversos frentes: pronto en varios países citados, como en Costa Rica, esperemos, ya no destacará marca alguna, y se romperá ese círculo vicioso de publicidad engañosa y todos costeando atención por enfisema en hospitales ya de por si saturados.
¿Por qué no imponer, entiendo que como en Gran Bretaña, que si usted tiene los pulmones ennegrecidos –pulmones a la brasa– pagará más seguro?
Factor importante también reside en contribuir, igual respecto del fumado, a sustituir el culto al nihilismo colectivo por valores en pro de la vida.
Tengamos el otro año un FIA incluyendo movimiento, arte y educación, también para reducir y hasta eliminar la adicción tabaquera.
*El autor es educador.