De toros y crueldades

Una feliz decisión del Parlamento de Cataluña: prohibir las corridas de toros

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A la vieja osa Godiva, de cachorra y para su vida de circo, le habían arrancado las zarpas. Por eso los tres perros, envalentonados, se abalanzaron para destrozarla a dentelladas. Una multitud de borrachos vociferaban extasiados sus apuestas y maldiciones contra la pobre criatura que, por decrépita, iba a tener que rendirle a su dueño las últimas ganancias de su pellejo.








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