Estimados amigos, llegué a este hermoso país a finales del año pasado para desempeñar el cargo de embajador de China en Costa Rica. En los encuentros con las personalidades de diferentes círculos de este país, percibo su atención hacia el desarrollo de China y en particular, después de la convocatoria del XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China, todo el mundo sigue de cerca la evolución de China en el futuro. En el día de hoy, quisiera hacer conocer a ustedes los tres principios que rigen el desarrollo pacífico de China en el futuro:
Primero, persistencia en el desarrollo científico. China ha conquistado éxitos de desarrollo mundialmente reconocidos, pero aún tiene por delante contradicciones y desafíos inéditos. Son destacados los problemas que causan el desequilibrio, descoordinación e insostenibilidad en el desarrollo. Seguiremos promoviendo el reajuste de la estructura económica y el aumento de la fuerza intrínseca para el crecimiento económico, tomando como núcleo la construcción económica, como tema principal el desarrollo pacífico, como línea medular la aceleración de la transformación del modelo de crecimiento económico y como punto cardinal estratégico el aumento de la demanda doméstica.
Nos es menester redoblar los esfuerzos por garantizar y mejorar el nivel de vida del pueblo, promover el acceso igualitario a los servicios públicos básicos, aumentar los ingresos de los ciudadanos por todos los medios posibles y reducir la brecha de ingresos, haciendo que los frutos de desarrollo beneficien a toda la población china.
Nos es necesario impulsar enérgicamente la construcción de la civilización ecológica, promover la utilización de manera ahorradora e intensiva de las energías y recursos naturales, reducir en grandes márgenes el monto de emisión de contaminantes, con miras a materializar un desarrollo verde, circular y de bajo carbono.
Segundo: persistencia en la apertura al exterior. El pueblo chino ha logrado beneficios tangibles en la reforma y apertura de más de 30 años. La reforma y apertura se han arraigado bien en el pueblo chino, por lo cual no va a parar ni mucho menos va a revertirse. Seguiremos firmemente la reforma y apertura como política de Estado y nos adherimos inquebrantablemente a la estrategia de apertura caracterizada por el beneficio mutuo y la ganancia compartida, con miras a ampliar la apertura al exterior hacia áreas más extendidas y niveles más elevados.
Nos es imperativo optimizar aún más el entorno de inversión, introducir activamente la inversión foránea y alentar a las empresas chinas a salir al exterior; reducir aún más el nivel arancelario, disminuir las medidas no arancelarias y promover el desarrollo equilibrado del comercio exterior; intensificar la cooperación regional y subregional y seguir ofreciendo apoyos al alcance de nuestras capacidades a los países en vías de desarrollo. China está implementando el plan decenal para la duplicación de los ingresos de los habitantes. Según los pronósticos, tan sólo en el periodo del “Duodécimo Plan Quinquenal”, China va a importar bienes por un valor de más de $8 billones, lo cual traerá sin duda más oportunidades de negocios para los países del mundo.
Tercero: persistencia en el desarrollo pacífico. Siendo siempre un firme amante de la paz, China seguirá inquebrantablemente el camino de desarrollo pacífico y aplicará firmemente la política exterior independiente y de paz.
Esto ha sido la opción estratégica adoptada por China en función de la tendencia de desarrollo de la era y de nuestros propios intereses fundamentales, por lo cual no variará sea cual sea el cambio que se opere en el poderío integral y la posición internacional de China.
Insistimos en que los países, sean grandes o pequeños, fuertes o débiles, ricos o pobres, son iguales, y que no interferimos en los asuntos internos de otros países ni buscamos jamás la hegemonía.
Nos pronunciamos por solucionar los problemas legados relativos a las fronteras terrestres con los países colindantes por medio de negociaciones pacíficas, abordar adecuadamente las disputas con los países concernientes en torno a la soberanía de islas y los derechos e intereses marítimos así como promover la solución pacífica de las disputas internacionales y los temas candentes, desempeñando así el papel de un gran país responsable.
En resumen, para los otros países y el mundo entero, el desarrollo de China no supone desafíos, ni mucho menos implica amenazas. China fue, es y será siempre un positivo factor y decidida fuerza para la salvaguardia de la paz regional y mundial y para el fomento del desarrollo compartido.