En la Costa Rica de la primera mitad del siglo XX, era común que los periódicos publicaran ediciones especiales para el día de Navidad, en las que solían combinar abundantes páginas de anuncios comerciales con diversas piezas literarias, a veces escritas para la ocasión y, en otros casos, recuperadas de revistas o libros.
Para el 24 de diciembre de 1926, el periódico La Nueva Prensa preparó una edición especial, que comprendía principalmente fotos de niños, padres de familia y abuelos, todas de personas pertenecientes a los sectores acomodados del mundo urbano costarricense de entonces.
Entre esas fotos, sobresale una de la familia formada por Porfirio Oduber y Ana María Quirós, con sus hijos José Francisco, Daniel (el futuro presidente de la República tenía apenas cinco años) y Dora.
Sin embargo, la foto más destacada y la que ocupó el mayor espacio fue una de Rodrigo Facio Brenes, quien en ese momento todavía no cumplía los nueve años. Allí aparece serio, sentado de pierna cruzada y con la mirada fija en la cámara.
A diferencia de las otras fotos, en las que únicamente se consignaban los datos familiares, la de Facio está enmarcada por un extenso poema, especialmente escrito para él por José María Zeledón (el autor de la letra del himno nacional), basado en una parábola de José Enrique Rodó. Por si esto fuera poco, Zeledón se refirió a Facio como “poeta por la estirpe y por la afición”.
Lo de la estirpe era una alusión directa al padre, Justo A. Facio, quien fuera subsecretario de Instrucción Pública entre finales del siglo XIX e inicios del XX, educador y poeta (en 1894 había publicado Mis versos ).
A diferencia de su padre, Rodrigo Facio, aunque cultivó la poesía, no tuvo éxito en ese campo; pero sí se convirtió en uno de los principales científicos sociales costarricenses de mediados del siglo XX, en un ideólogo fundamental del Partido Liberación Nacional y en el más importante rector, hasta ahora, en la historia de la Universidad de Costa Rica.
La foto de Facio y el poema de Zeledón publicados por La Nueva Prensa hace casi un siglo tienen, sin duda, un interés biográfico; pero son, a la vez, indicadores relevantes de cómo en la cultura costarricense de esa época se empezaban a construir linajes intelectuales de base familiar, fenómeno todavía muy poco investigado en el país.
El autor es historiador.