Para alivio de la industria cafetalera, los precios del grano se han duplicado a más de $200 quintal, y un contenedor de café procesado puede valer hasta ciento cincuenta mil dólares. Costa Rica dio su primer empuje al exterior hace ciento cincuenta años exportando el primer café y hoy, al igual que el ayer, sigue deleitando el paladar con el mejor sabor del mundo.
El cabezal llegó a tiempo para cargar los 250 sacos de café con 17.250 kilos de café oro. Al momento de cargar el contenedor, un inspector del Icafé verifica la veracidad del embarque y así garantiza que no se envía materia extraña. Esa sana costumbre puesta en práctica durante tantos años ha dado un sello de garantía a los embarques del primer producto nacional. Cuando un contenedor de café sale del país, las aduanas internacionales conocen que su carga es legítima y confían en Costa Rica y sus controles.
¡Hoy la amenaza criminal atenta contra el impulso exportador! Ya con el marchamo puesto y el container sellado, el cabezal salió de los patios del beneficio y partió para Limón. En Guápiles el chofer cometió el error de parar en una gasolinera, y hombres desconocidos le pusieron un arma de fuego en la sien. Veinticuatro horas después, encontraron el contenedor abandonado cerca de La Reforma. Dentro estaban los sacos membretados vacíos. A los días, otro cabezal fue asaltado a 300 metros de un beneficio en Cartago. En esta ocasión, con el fin de burlar el control electrónico del GPS, dejaron el cabezal abandonado y otro cabezal llegó a llevarse el valioso cargamento. ¡Ya van diez contenedores asaltados con una pérdida de más de un millón de dólares! Inclusive dos contenedores que viajaron desde Nicaragua con destino a Limón, también fueron asaltados.
Unos especulan que el café ya ha sido enviado fuera del país, pero es difícil mandar tanto café a través de las fronteras. Otros en cambio aseguran que el café se encuentra escondido en bodegas nacionales. Hace recordar cuando desaparecían los embarques de arroz y después descubrieron una banda criminal que surtía el producto a través de pequeños establecimientos comerciales.
Este inmenso desarrollo y esfuerzo nacional viaja por la “carretera del peligro” (Ruta 32) hacia Puerto Limón para su inmediata exportación. Jamás puede el país permitir que esta carretera quede en manos criminales. ¿Será necesario enviar los miles de contenedores con custodios armados hasta los dientes para evitar el secuestro y robo descarado de la mercadería? Es urgente una acción nacional en contra de las bandas criminales que atentan contra la producción nacional y quienes les pueden compran el producto secuestrado.