Estimada señora presidenta: reciba mi saludo afectuoso y con él algunas reflexiones que motivan esta carta, relacionada con la jefatura de la fracción legislativa del Partido Liberación Nacional que desempeñé del 1.° de mayo del 2010 al 1.° de mayo del 2011, renovada luego para un segundo período. Le agradezco su confianza irrestricta por haberme postulado, en estas dos ocasiones, para asumir esta responsabilidad. La certeza de su apoyo en todo momento, que atesoro con alegría y humildad, y mi determinación de servir a su gobierno y al país con desprendimiento y lealtad, guiaron mi trabajo.
Sin atenuar mi voluntad de servicio y, por el contrario, encaminada por mis valores y por la experiencia acumulada en esta primera legislatura, he sometido a examen todo lo ocurrido en la Asamblea Legislativa, el 1.° de mayo pasado, y su repercusión en las relaciones entre el Poder Legislativo y el Gobierno de la República, así como en el seno de la fracción del PLN. Soy consciente de que nuestro entorno es siempre cambiante, lo que supone la necesidad de poner oído atento a la realidad y a la renovación personal e institucional. Inspirada en estas reflexiones, he llegado al convencimiento de que mi tiempo a la cabeza de la fracción legislativa del PLN ha cumplido su ciclo y de que este es el momento propicio para abrir espacios para el cambio.
En razón de ello, con el mayor respeto, deseo comunicarle mi renuncia irrevocable a la jefatura de fracción del Partido Liberación Nacional. No rehúyo mi responsabilidad ni mi espíritu de servicio. Por el contrario, como diputada multiplicaré mi compromiso con su gobierno, con mis copartidarios y copartidarias y con el pueblo de Costa Rica. El tiempo ha pasado con su carga de lecciones y de promesas, y el entorno político se ha modificado con él. Ciertamente, hoy tenemos un panorama distinto, con nuevas circunstancias y con fuerzas muy diversas de las prevalecientes en el primer año de su gestión, al quedar el Directorio legislativo en manos de las fracciones de oposición. Acepté, hace un año, la tarea de conducción y coordinación de la fracción liberacionista, convencida de que podía aportar mi esfuerzo y colaborar en la construcción de una agenda que nos permitiera lograr un mayor desarrollo para nuestro querido país, con prioridades claras y de conciliación con el resto de compañeras y compañeros legisladores, a tono con mi carácter de tender puentes sobre la base de la negociación e impulsar así iniciativas de importancia capital, como el proyecto de “Solidaridad tributaria” y la Ley General de Electricidad, entre otras.
Hoy, la coyuntura política es distinta; las fuerzas han tomado diversos senderos y la iniciativa del trabajo legislativo ya no corresponderá al Partido Liberación Nacional, con lo que nuestra labor debe variar para constituirse en una fuerza unida, vigilante y de contrapeso que, fiel a sus valores y proyectos básicos, proteja los intereses y las demandas de todas y todos los costarricenses. Mi renuncia me mantendrá firme y empeñosa, desde mi curul, en las labores de la fracción del Partido Liberación Nacional, fortalecida por la conciencia de mi respeto inalterable, de palabra y de hecho, en este primer año, a todos los diputados y diputadas, para servir, con responsabilidad, compromiso y mística, a su gobierno y a Costa Rica.