La paradoja de Gibson señala que las tasas nominales de interés están poco, nada o negativamente relacionadas con las tasas de inflación. En el esquema monetario de metas de inflación (MI), por su parte, un objetivo es la reducción paralela de las tasas de inflación y las tasas de interés. Hasta hace poco se creía que la paradoja de Gibson era exclusiva al sistema monetario de Patrón Oro pues, durante los años 1970, 1980 y 1990, décadas caracterizadas por altas tasas de inflación alrededor del mundo, la paradoja desapareció. Pero desde mediados de los años 1990 la paradoja de Gibson esta de regreso según T. Sargent, premio Nobel de Economía 2011 junto con C. Sims, entre otros.
Sargent, quien ha estudiado este fenómeno desde el siglo XIX, indica que un efecto de la implementación de las MI alrededor del mundo ha sido el retorno de esta paradoja. (p. 2, The Return of the Gibson Paradox, T. Cogley, T. Sargent y P. Surico, 2011).
En Costa Rica, el Banco Central (BCCR) ha venido trabajando en migrar a un esquema monetario de MI. Al respecto, el BCCR ha dicho que “bajo un esquema monetario de [MI, el Banco Central] pretenderá que las modificaciones en la tasa de interés de política busquen los siguientes objetivos: i) que dicho cambio se traslade hacia el espectro de tasas de interés de la economía; [y que] ii) el efecto de los movimientos de las tasas de interés se transmita más rápidamente al comportamiento de los precios, vía las expectativas de los agentes económicos.” (p. 24-25, Informe de Inflación, BCCR, Agosto, 2007).
El BCCR, así, presume que la disminución en las tasas de inflación está asociada a la baja en las tasas de interés. Al respecto, como bien dice el BCCR, el papel de las expectativas es vital, pues Sargent y Sims ganaron el Nobel en buena medida por crear métodos que incorporan las expectativas en los estudios económicos según los trabajos sobre expectativas de M. Friedman, R. Lucas y E. Phelps, principalmente. Lo cual realza las conclusiones de Sargent et al . sobre el retorno la paradoja de Gibson.
Sobre la relación entre tasas de interés e inflación, Sargent ha señalado que su magnitud y dirección son el resultado de todas las características de la economía bajo estudio, incluidas las expectativas. Razonando que desde 1995 los niveles de las tasas de interés no están relacionadas con los niveles de las tasas de inflación en EE. UU. Además, indica el resurgimiento de la paradoja de Gibson en Inglaterra desde que ese país implementó MI en 1992. Estos hallazgos no parecen ser nuevos en países con MI en Latinoamérica pues “se percibe como una paradoja la necesidad de Brasil de muy altas tasas de interés para mantener la inflación bajo control [bajo el esquema monetario de MI entre 1999 y 2007]” (p. 60, “El régimen de metas de inflación en Brasil: Evaluación y lecciones de política para los países latinoamericanos”, M. García, PUC, Rio de Janeiro, 2007).
Cuando se explora la relación entre las tasas de inflación y las tasas de interés en Costa Rica se tiene que, con base en cifras del Banco Central, la correlación entre la tasa nominal de interés activa y la tasa de inflación fue levemente negativa (-5%) de 1936 a 1949, negativa (-22%) de 1950 a 1969, positiva (36%) de 1970 a 1999 y levemente positiva (8%) de 2000 a 2010. Pero solo para el período 1970-1999 la relación es significativa estadísticamente. No se descarta la presencia de la paradoja de Gibson en Costa Rica de 1936 a 1969 y su regreso de 2000 a 2010.
Por todo lo anterior, el Banco Central debería reflexionar profundamente si al país le conviene migrar a un esquema monetario de metas de inflación ortodoxo.