Hablar de impuestos siempre será odioso, máxime cuando históricamente los costarricenses nos hemos cuestionado para qué necesita el Estado más ingresos si nuestros pagos no se ven reflejados en obras. Esta es la percepción común y tiene mucho sentido.
Cuando entramos a analizar la estructura del ingreso y del gasto, sin embargo, nos damos cuenta de que la situación no es tan simple como decir “este país no necesita más impuestos”. Ni tan simple como que nuestras autoridades de turno no tomen decisiones al respecto. Los números no mienten. Si no hacemos algo, la solución en el futuro será más dramática y tendrá mayores consecuencias.
Deuda creciente. El mayor disparador del gasto es el pago de amortización e intereses por una deuda creciente.
Hemos sido testigos a través de los medios de comunicación de los esfuerzos hechos por el gobierno, por medio del Ministerio de Hacienda, para controlar el déficit fiscal mejorando la recaudación y el gasto. Pero esos esfuerzos son insuficientes sin nuevos ingresos.
Según el Ministerio de Hacienda, de ¢1,85 en gastos que deben ser atendidos, solo hay ingresos por ¢1. Los otros ¢0,85 deben ser financiados con deuda externa e interna.
El presupuesto nacional para el 2017 necesita ¢8,9 billones, de los cuales se estiman ingresos corrientes del 54,1% (¢4,8 billones). El otro 45,9% (¢4,1 billones) debe financiarse con deuda.
Este proceso de endeudamiento creciente se inició en el 2008, con el 24,7% del presupuesto. El estimado para el 2017 es del 49,1%. El rígido presupuesto deja pocas posibilidades de hacer un reacomodo de partidas.
La razón. Esto nos lleva de nuevo a lo planteado al inicio de este artículo, ¿por qué discutir una reforma fiscal? Porque no disponemos de dinero suficiente para enfrentar las responsabilidades de pago.
Quizás la discusión no debe centrarse en quiénes fueron los responsables de esta situación, sino cómo resolver el problema, que será fundamental en la gestión del próximo gobierno.
En este proceso, nuestros legisladores tienen una gran responsabilidad, pues la mayoría de los partidos políticos representados en la Asamblea Legislativa tienen el objetivo de convertirse en Poder Ejecutivo. Aquí la pregunta es cómo pretenden gobernar conociendo el presupuesto, su rigidez y la dificultad para enfrentar los gastos ordinarios y el servicio de la deuda, sin tomar medidas de fondo.
Los recursos son necesarios para enfrentar tanto el gasto ordinario como proyectos, transferencias por ley, servicio de la deuda y obligaciones adquiridas por nuevas leyes y resoluciones judiciales de acatamiento obligatorio.
En el proceso electoral, que ya se inició, este es un tema de discusión, no solo en el marco de la aprobación de nuevas leyes y la posición sobre el tema, sino en el diálogo abierto y transparente entre todos los sectores para buscar la solución fiscal más conveniente para Costa Rica, dejando de lado intereses particulares y gremiales.
La autora es exdiputada.