Convierta en dogma una estupidez y se verá obligado, para mantenerlo, a ser cada vez más incoherente y anacrónico; así, la nacionalización de los depósitos, esa idiosincrasia de los rosados costarricenses, les ha hecho inaccesibles sus anhelos. Porque blasonan de control monetario para fines de desarrollo, pero limitan los poderes de redescuento y de encaje del Banco Central, convirtiéndolo en enano, verdadero gnomo, dejándole usar solo herramientas ineptas; esto es así por las lucubraciones afiebradas de algunos testarudos que se niegan a estudiar y a entender los mecanismos financieros avanzados, aferrados a un pecado de juventud, hoy locura senil.
?Qué razones hay para poner condiciones al redescuento bancario. Aparte de aquellas impuestas al Banco Central para que mantenga la estabilidad monetaria? Ninguna. Porque el redescuento no es algo puesto a favor del banco que lo recibe, sino de la economía nacional que lo requiere.
Reflexionar, serena y objetivamente, sobre cuestiones monetarias siempre ha resultado difícil, seguramente porque la envidia nos nubla las entendederas, sin que podamos discurrir serenamente sobre algo que tan ardientemente deseamos y que tanto nos molesta ver en manos ajenas, el dinero. Siempre ha sido así, el dinero, por tanto ansiado, ha sido por lo más incomprendido y neciamente valorado. En esto del redescuento, con cierta idiotez, todos parecen creer que se trata de un gran negocio y de un gran favor que se le otorga a quien lo obtenga y que, por ello, debe manejarse con el máximo de envidia persecutoria. Cometen así un doble error.
En primer lugar, el redescuento es una facultad del Banco Central, no un derecho subjetivo de quien lo reciba. El Banco Central lo concederá, consecuentemente, solo sí lo estima conveniente, oportuno y necesario en una situación concreta, y por ello prohibirle usarlo, como ahora se hace, no es una limitación para el banco comercial, sino para el Banco Central. Quien esto no entienda, mejor abandone el discurso, porque no sabe discurrir. "Una pequeña divergencia al comienzo, significa un inmenso error al final", es uno de los principios escolásticos, para llamar la atención sobre los pequeños deslices en las premisas; en esto de la nacionalización de los depósitos hubo pequeños deslices de los que a la postre resultó, en lugar de un Banco Central "nervio y rector de la economía nacional", uno mostrenco, que ni redescontar puede...
En segundo lugar porque recibir redescuento no es un buen negocio, como no lo es ir donde el médico o someterse a una operación quirúrgica, que te mejoran la salud o te salvan la vida, pero que no necesariamente y de suyo implican un progreso de lo tuyo, ni algo que desees más que por excepción y en última instancia. Asimilar librarse de un mal con lograr un bien, es abuso figurativo. El banco comercial, cuando pide redescuento y lo obtiene es porque condiciona su actuar al del Banco Central, no lo contrario: efectivamente, cuando el Banco Central otorga descuento (es decir, cuando redescuenta) lo hace por una de tres razones: 1) para salvaguardar la credibilidad monetaria e impedir que quiebre el banco comercial, llevándose tras de sí la confianza en la moneda (como, por ejemplo, en el caso reciente del Banco Anglo), 2) para evitar que disminuya el crédito a causa del estrujamiento de la liquidez bancaria, que obligue al banco comercial a no dar nuevamente en préstamo las recuperaciones de su cartera, en momentos en que sea inconveniente se reduzca el crédito, o 3) porque el Banco Central encuentra necesario aumentar el circulante, para lograr mayor producción y empleo (entre nosotros, en los últimos veinticinco años, ni se ha planteado esta problemática, la más importante para el desarrollo económico, en razón de la pléyade de administraciones manirrotas, que más bien nos han empujado a la inflación). En todos estos casos, se recurre al redescuento primordialmente por interés del Banco Central.
Encima de estos absurdos aparece, además, la ocurrencia del Banco Nacional de Costa Rica, de que el encaje de los bancos comerciales particulares se deposite en dicho banco comercial, y no en el Banco Central; de donde es patente que esas luminarias creen que el encaje son fondos con los que podrían trabajar, es decir, darlos en préstamos, o, dicho de otra forma, no tienen ni idea de lo que es y la función que desempeña.
Señores diputados: al único que debe negársele el redescuento, en aras del bien común, es al Gobierno, y eso estaría bien que lo estipularan e hicieran cumplir; pero no le teman a ser incoherentes con su pecado y dogma infantil, busquen una racionalización que les permita guardar las apariencias, para así liberarse de la inepcia en que ahora están cautivos. Suena feo, pero al pan, pan, y al vino, vino.