En Estados Unidos, desde 1988, se celebra el 11 de octubre como el Día Nacional para Salir del Clóset, una fecha que poco a poco la han adoptado movimientos gay-lésbicos en otros países y que, en la actualidad, se celebra internacionalmente.
El concepto ‘salir del armario o clóset’ es utilizado como metáfora para describir el proceso mediante el cual las personas que no son heterosexuales dan a conocer la orientación de su sexualidad. Este acto, aunque para muchos pueda ser necesario, debe entenderse como una imposición social para marcar diferencias que, en realidad, no existen.
La orientación sexual se refiere únicamente a la capacidad que reconoce cualquier ser humano para relacionarse desde lo erótico y lo afectivo con otra persona del mismo sexo (homosexualidad), de ambos sexos (bisexualidad) o del sexo contrario (heterosexualidad).
Pero a pesar de ser algo tan simple, se sigue pensando que realmente sí hace una diferencia, lo que impide a la mayoría darse cuenta de que hay una motivación homofóbica que les lleva a mantener su posición.
Para muchas personas revelar este aspecto de su sexualidad, lejos de propiciar un cambio social positivo en su entorno familiar, escolar y profesional, las expone a recibir nuevas y constantes formas de discriminación. Esto es diferente cuando se cuenta con un grupo de personas sin prejuicio que las apoyaron al recibir la noticia; pero no podemos obviar a las muchas cuyas familias, grupos de amigos, trabajo y demás les dieron la espalda al enterarse.
Decisión y preparación. Existen personas que por su trabajo dan a conocer su orientación sexual como parte de su lucha por sensibilizar y educar a la población; sin embargo, tampoco significa que las agresiones homofóbicas se detienen, pero decidieron crear conciencia del costo que tiene para las personas gais, lesbianas, bisexuales, trans- e intersexuales la discriminación todavía tan arraigada en nuestra sociedad.
Contar con una buena estrategia es indispensable para hacerle frente a las reacciones de las personas próximas, especialmente para quienes sienten la necesidad de dar a conocer su orientación sexual y quieren estar preparados para lo que pueda ocurrir con sus círculos más cercanos. Los siguientes puntos pueden servir de guía:
-Cuestionar los motivos para salir del clóset: comprender que no es algo que los defina como personas y que solo habla de una parte de su sexualidad.
Esto es fundamental para poder escapar a la etiqueta del chico o chica gai, lesbiana, bisexual, trans y todo lo que eso significa en nuestro país.
Considerar con quiénes cuenta o qué recursos tiene para hacerle frente a posibles reacciones negativas: en ocasiones, la familia puede ser quien responda de la peor manera; por eso, es realmente importante saber que hay personas dispuestas a apoyar y escuchar para enfrentar la desilusión, si sucede.
Hacerlo poco a poco: en raras ocasiones funciona el dar la noticia de golpe, lo mejor es aprovechar momentos en los que el tema sale en una conversaciones para comentarlo de forma neutral y medir de alguna forma lo que opina la familia o, si es necesario, brindarle poco a poco más información. Luego de un tiempo, puede ser más sencillo decirlo aprovechando un momento en el que las personas estén calmadas y puedan escuchar.
Se trata, finalmente, de tomar el control de la vida. De superar el miedo y exigir los derechos a los que todos aspiran, y por una sociedad más justa y solidaria.