Las personas que laboran para una organización son quizás el recurso más importante con el que se cuenta para alcanzar los fines organizacionales, sean estas públicas o privadas; por ello es importante llevar a cabo una buena administración para maximizar su eficiencia y lograr una mayor productividad.
La remuneración salarial puede considerarse uno de los mayores costos en que incurre una organización cuando sus sistemas de producción no están tecnificados, sino que se sustentan en la participación y aporte directo de su personal, como ocurre en la administración pública, y solo podrá verse como inversión cuando exista proporcionalidad entre este costo y los resultados obtenidos; de lo contrario, sería simplemente un gasto más del Estado para no aumentar el nivel de desempleo en el país.
Un Estado eficiente que haga un mejor uso de sus recursos promueve una mayor inversión privada que absorba la mano de obra que este no contrata o la que desvincula de sus instituciones por no requerirla; este es un paso que cualquier Gobierno debe implementar para iniciar un proceso de mejora constante que nos lleve a un Estado más eficiente y que ofrezca la calidad y cantidad de servicios que todos/as los/as costarricenses nos merecemos; pero, mientras exista temor de socarse la faja y exigir más a nuestros funcionarios públicos, seguiremos de por vida en la misma crisis financiera y presupuestaria.
La estabilidad laboral es buena porque brinda seguridad al trabajador siempre y cuando este produzca y se ajuste a los lineamientos organizacionales. No sucede lo mismo con la inamovilidad porque esta le garantiza al trabajador que siempre estará en su puesto aun cuando no haga su mejor esfuerzo en el trabajo.
El ajuste salarial de los empleados públicos orquestado por la Dirección General de Servicio Civil, que últimamente ha sido tan criticado, no estuvo mal. La búsqueda de la competitividad salarial también es válida en el sector público para atraer y retener al mejor personal del mercado de trabajo. Es bueno que el país sepa que ahora trabajar para las instituciones estatales es muy rentable principalmente en puestos profesionales, porque las instituciones no contratan a cualquiera que se presente a solicitar trabajo, sino que ahora pueden y deben ser más exigentes en la selección y contratación de personal mejor calificado.
Lo que falta ahora es crear o mejorar otros sistemas que le permitan a la administración quedarse con quienes realmente aportan a sus objetivos y que estén dispuestos a retribuirle a la sociedad costarricense con trabajo y esfuerzo en igual o mayor proporción de la compensación salarial que reciben. Algunos de estos cambios son formar en gestión gerencial a los diversos niveles de jefatura de todas las instituciones; introducir factores en la cultura organizacional que propicien un verdadero cambio en la conducta de los funcionarios públicos; mejorar los sistemas de evaluación del desempeño de modo que facilite la ejecución de medidas correctivas, y agilizar el sistema de desvinculación de personal, garantizando el debido proceso.