En el año 2000, la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) realizó predicciones para el 2015. Veremos algunas que se cumplieron. Como es difícil vaticinar atinadamente a largo plazo, asombra la exactitud con la que se adelantaron a los hechos. El reporte original tiene 70 páginas y sirvió de guía para el gobierno de George W. Bush.
“Los asuntos internacionales están siendo determinados cada vez con mayor intensidad por grandes y poderosas organizaciones, en vez de por gobiernos”: El ISIS es el ejemplo más claro de este fenómeno. La finada organización de hackers WikiLeaks cuyo jefe, Julian Assange, cumple dos años esquivando la cárcel encerrado en la Embajada de Ecuador en Londres y el reciente ciberataque a Sony son muestras del poder no gubernamental que detentan personas y grupos independientes.
“Las tácticas terroristas se volverán más sofisticadas y estarán diseñadas para ocasionar muertes masivas”: El ataque a las Torres Gemelas sucedió al poco tiempo de hacerse esta predicción.
“Irak e Irán desarrollarán misiles de largo alcance”: Las pretensiones iraquíes murieron con Sadam Huseín. Irán está desarrollando armas nucleares y misiles balísticos intercontinentales (MBI).
“La población mundial crecerá en mil millones y llegará a 7,2 millardos”: Totalmente cierto.
“Las fuentes de recursos energéticos serán suficientes para cubrir la demanda”: Dieron cien por ciento en el clavo; el petróleo y el gas, hoy abundan.
“La economía china crecerá hasta superar a la europea y convertirse en la segunda más grande del planeta, después de la estadounidense”: No solo es un hecho, sino que, de acuerdo con ciertas mediciones, supera la norteamericana.
“Europa no alcanzará su sueño de total paridad con los Estados Unidos como delineadora del sistema económico global”: La crisis del euro y la bancarrota de varios países lo confirmaron.
Tres años cruciales. Mis pronósticos acerca de lo que nos depara el futuro calculo que se cumplirán en un lapso de tres años. Me limitaré a opinar sobre algunos países de Sudamérica.
La caída del precio del petróleo es el acontecimiento más relevante con el que comenzamos el año. El ciudadano común se verá beneficiado del bajo costo de la gasolina y el gas, lo cual le dejará mayores recursos para ahorrar o diversificar los gastos.
Aquellos países cuyos gobiernos monopolizan el petróleo y dependen exclusivamente de él, sufrirán. Venezuela está acabada y Bolivia va a tener un bajón económico, pues se alimenta de la venta de gas a Argentina y Brasil.
La crisis argentina es total. Ni vale la pena profundizar, ya se llenaron librerías contando las maravillas del peronismo.
Brasil empieza su caída con inflación y su peor proyección de crecimiento para el 2015; apenas 1,4%.
Michelle Bachelet, en su desenfrenada alegría por haber sido reelegida, cree que le dieron vía libre para aplicar sus sueños marxistas y puede destruir la economía chilena.
Uruguay, obstinadamente estatista, agrandó el gasto gubernamental y se convirtió en un país carísimo, que poco produce. Como gran parte de sus ingresos provienen del turismo argentino y brasilero, que no puede pagar los altos precios para vacacionar en sus balnearios, entrará en crisis.
Los generosos socialistas latinoamericanos que estuvieron repartiendo dinero del Estado, haciendo obras populares que redundaron en un apoyo electoral a las izquierdas jamás acontecido, no tendrán con qué seguir nutriendo a sus huestes.
Nueva amenaza. En resumen, lo que viene no es bonito. Cuando el dinero merma, los problemas se agrandan, y ni siquiera se ha tocado el asunto más peligroso: la disimulada y metódica invasión islámica de América del Sur. Los iraníes, palestinos, sirios y otros musulmanes no vienen a hacer turismo. Su presencia se sentirá a medida que en el resto del mundo se agrave la guerra entre los seguidores del Corán y los demás.