Personas nombradas: la ética esperada

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Un partido victorioso, respetuoso de los votantes, debe asumir que el triunfo se debe a que, en la comparación, la ciudadanía se guio por los contenidos de su propuesta programática y la confianza en el compromiso del aspirante y su equipo con esa propuesta. Por ello, la democracia exige que las personas electas y las nombradas –en todo tipo de puestos– nos guiemos por esa propuesta.








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