En abril pasado, junto con otras fracciones parlamentarias, los diputados del Partido Liberación Nacional (PLN) firmaron un acuerdo denominado Por un Parlamento más eficiente, legislatura 2015-2016.
El documento sirvió de base para la construcción de una mayoría que ganó el Directorio, el primero de mayo, donde Liberación Nacional ocupa las dos secretarías y, en consecuencia, cuenta con mayoría para la toma de decisiones en ese órgano.
El objetivo cuarto del documento nos comprometió a todos los firmantes a “racionalizar el gasto público y a establecer reglas fiscales” mediante la construcción de un consenso para la eliminación de gastos superfluos, la racionalización de los superávits y el recorte en el presupuesto ordinario y extraordinario, en caso de que este no reflejara la realidad económica del país.
No obstante lo anterior, a finales de octubre, la fracción del PLN tiró por la borda su compromiso de “racionalizar el gasto público y establecer reglas fiscales” y, abruptamente, contradiciendo sus propias posiciones en la Comisión de Asuntos Hacendarios, pactó con el gobierno y el Frente Amplio la aprobación –de prácticamente sin recortes y sin reglas fiscales– el proyecto de presupuesto enviado por el Poder Ejecutivo, que entrará a regir el primero de enero del 2016.
Rendición de cuentas. La segunda parte de ese pacto entre los diputados de don José María Figueres, don José María Villalta y el gobierno se ejecutará en el pleno de la Asamblea Legislativa con el aporte de los votos de todos los diputados del PLN para la aprobación de un presupuesto irresponsable, que incrementa, por segundo año consecutivo, el gasto muy por encima de la inflación, profundiza la dependencia del endeudamiento, anticipa un elevado déficit fiscal y no contiene reglas para, al menos, exigir cuentas sobre la racionalidad y calidad del gasto que se ejecute. Es decir, un cheque en blanco.
Luego del pacto entre Liberación, el Frente Amplio y Acción Ciudadana, el cambio del partido presidido por José María Figueres es, además de abrupto, tan radical y contradictorio en sus posiciones respecto de la misma materia, sostenidas apenas unos días antes, que genera una duda razonable sobre el verdadero contenido del entendimiento alcanzado.
Liberación Nacional, incluido desde luego su presidente, deben rendir cuentas al país sobre el contenido total del pacto alcanzado con el gobierno del PAC y los diputados del Frente Amplio. Van a aprobar un presupuesto irresponsable para el 2016, ¿a cambio de qué? Abandonaron un acuerdo diáfano para alcanzar la mayoría de los puestos del Directorio para luego asumir la posición contraria en materia de responsabilidad fiscal, ¿a cambio de qué? ¿De nada? Difícil de creer.
Lo que Liberación Nacional y su presidente, José María Figueres, deben entender es que no se puede, al mismo tiempo, quedar bien con Dios y con el diablo. O, están del lado de la responsabilidad fiscal y se mantienen dentro del acuerdo legislativo suscrito por sus diputados en abril pasado, o se pasan del lado de la irresponsabilidad fiscal y mantienen, entonces, su pacto con el gobierno y el Frente Amplio, alcanzado en alguna oscura noche del mes de octubre.
El autor es diputado a la Asamblea Legislativa por el PUSC.