Esta vez no es un cuento chino... es el mismo y eterno cuento tico: la construcción de la nueva carretera a Limón no comenzará hasta mediados del 2018 porque el Estado costarricense se atrasó en expropiaciones, en reubicación de servicios públicos y en permisos para cortar árboles.
¿Hasta qué siglo se seguirá oyendo la misma historia de todo proyecto en manos del Estado? Siempre se repite: que tal ministerio se demoró en expropiar; que tal juez analiza la expropiación; que la oficina tal se retardó en tramitar la reubicación de postes de luz, de la tubería de agua, de la fibra óptica de Internet, de la TV por cable...
Y, así, pasan semanas, meses y hasta años y la obra sigue en papel, pero crece en precio (que pagamos los contribuyentes), pues el trámite se durmió en un escritorio de un ministerio, en una oficina, donde a nadie le importa el impacto social y económico.
Limón (los limonenses) pagarán este atraso con viajes más peligrosos, más largos y más incómodos en esos 107 km de dos carriles. Los costarricenses pagarán más porque el costo del transporte por esta vital carretera se hace más lento y caro. Por allí, pasan más de 1.500 furgones al día; casi el 80% de las exportaciones e importaciones.
La ampliación iba a empezar en setiembre, pero la constructora estatal China Harbour Engineering Company (CHEC) adelantó que lo ve inviable y ahora cree que sería un año después. Un año que inflará más el costo de los materiales, que disparará el precio y el crédito que todos tendremos que pagar.
Los múltiples fracasos del Estado para construir obra deben generar cambios. Remiendos se han hecho muchos en leyes e instituciones. Pero el ajuste debe ser integral porque esta burocracia, esta tramitomanía nos empobrece, atenta contra la competitividad y el desarrollo.
Las carreteras de Circunvalación, San José-San Ramón, a San Carlos y ahora la de Limón, por citar unas que llevan décadas en eterno proyecto de ampliación o reconstrucción, son el mejor ejemplo para que los electores demandemos a los partidos políticos en estas elecciones, a los futuros diputados y al próximo gobierno, una agenda para sacar la obra pública del conocido cuento tico.
Armando Mayorga es jefe de redacción La Nación.