Los presidentes de las naciones centroamericanas se comprometieron, en 1994, a impulsar la Alianza para el Desarrollo Sostenible en el marco de la Conferencia Internacional de Paz y Desarrollo, en Honduras.
En ese entonces, la región mostró interés por conocer el efecto que tiene el uso de los recursos naturales en el medioambiente y en la capacidad de sostenibilidad de la economía, en términos de crecimiento del ingreso y del producto.
¿Qué es desarrollo sostenible? El concepto se introdujo en la Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro en 1992, bajo el principio de que el progreso económico no debe poner en peligro los prospectos de las futuras generaciones y que no debe de existir conflicto entre economía y ecología.
Es posible el desarrollo económico sin destrucción del medioambiente. Dentro de los factores que más inciden en el medioambiente se mencionan: devastación de zonas de bosques y manglares, pérdida de la biodiversidad por destrucción de los hábitats y contaminación del agua, la tierra y el aire.
A excepción de algunos esfuerzos por construir indicadores aislados, pasaron varios años antes de que los países del Istmo le dieran la atención debida al tema ambiental y su relación con el desarrollo económico.
En nuestro caso, el Banco Central de Costa Rica (BCCR) se ha abocado a la elaboración de una contabilidad del capital natural, iniciando con las cuentas de agua, bosque y energía.
Para ello, utiliza metodologías que permiten la coherencia entre estadísticas ambientales y económicas, así como la comparación internacional. A la vez, cuenta con la cooperación del Banco Mundial y de instituciones nacionales públicas y privadas que manejan datos relacionados con el uso de los recursos naturales.
La nueva contabilidad descansa en recomendaciones internacionales, especialmente el Sistema de Contabilidad Ambiental y Económica (SCAE 2012) y el Sistema de Cuentas Nacionales (SCN 2008). Con esto se espera tener una medición de las tres fuentes de riqueza del país: activos fijos reales (edificios, maquinaria, carreteras y otras construcciones y obras), activos financieros y activos naturales o ambientales.
¿Qué implica la nueva evidencia? En apoyo a la gestión de política pública, el BCCR procura medir bien para administrar bien. Contabilizar el ambiente significa que los recursos naturales puedan ser manejados como activos productivos y, por tanto, reflejarse en las acciones de política.
De acuerdo con los avances obtenidos en las tres cuentas mencionadas, el BCCR: 1) Pone en perspectiva el manejo del agua para la productividad y el crecimiento económico. 2) Dimensiona el papel de la conservación de los bosques para la creación de oportunidades de desarrollo, así como la interacción con otros temas como cambio climático. 3) Detalla la interacción entre la energía y la economía, en particular la descarbonización del sistema productivo.
Pasos siguientes. Publicar las cuentas obtenidas a mediados del 2016, consolidar el área de Estadística Ambiental, ampliar y mejorar las cuentas actuales (fuentes, métodos, calidad de la información, series de tiempo), actualizar las cuentas a junio de cada año y construir nuevas cuentas como suelo, aire y biodiversidad.
Uno de los problemas que debe enfrentarse es cómo valorar los indicadores físicos de bienes ambientales, particularmente aquellos sobre los que aún no existe consenso entre expertos y organismos especialistas en la materia, lo que generaría problemas de comparación internacional. Por ejemplo, ¿cómo valorar el valor escénico y medicinal de un bosque o los servicios que brinda como recolector de agua, sostén del hábitat y fijador de carbono?
Debemos reconocer los esfuerzos del BCCR por sistematizar la medición de las deseconomías causadas por los problemas ambientales y llegar a un concepto más cercano del beneficio económico neto.
Como dice el SCAE 2012, cuando se tenga toda la información necesaria, se podrá responder a interrogantes fundamentales como los efectos de la regulación ambiental sobre el crecimiento económico, la productividad, la inflación y el empleo.
En verdad, preocupa el hecho de que un país aparezca como un Estado de prosperidad, aunque esté consumiendo irreversiblemente las fuentes de su bienestar y comprometiendo seriamente su supervivencia económica futura.
No hay que confundir costos con beneficios ni depredación del capital natural con ingreso. En resumen debemos crear una nueva “economía”.
El autor es economista.