A raíz del caos político en que vive Costa Rica, el Partido Liberación Nacional (PLN), que cumplió 65 años ininterrumpidos en el acontecer político, debe resurgir con base en un nuevo modelo de desarrollo que brinde fe y esperanza al ciudadano. No es la primera vez que le toca a un partido redefinirse; Tony Blair lo hizo con el Partido Laborista en Reino Unido, hace 20 años, y con muy buenos resultados.
El costarricense está absolutamente desencantado y decepcionado de la clase política nacional, y con toda la razón. Sin embargo, no podemos descartar servir al país: si actuáramos así, estaríamos dejando a Costa Rica a la deriva. Lo que debemos hacer es tomar el toro por los cuernos, e involucrarnos en las decisiones trascendentales que afectan el desarrollo socioeconómico del país. Mantenerse al margen no vale.
Es imperante replantearnos el modelo de desarrollo que queremos para Costa Rica. Cada ciudadano tendrá su preferencia de partido político (aunque, según las encuestas, la mayoría, hoy por hoy, no la tiene). Lo que sí está claro es que este partido, y cualquier otro, si desean recuperar la credibilidad perdida, deben presentar al electorado claros lineamientos de acción para resolver los problemas nacionales, enmarcados dentro de un modelo de desarrollo bien definido.
Se ha reclamado que el modelo del PLN abandonó, en los últimos años, el desarrollo social del país, y le dio prioridad al crecimiento económico. Esto no es cierto, pero lo que sí es una realidad es que el porcentaje de pobreza costarricense no ha bajado del 20%, y esto desde hace mucho tiempo. ¿Es motivo de reflexión? Sí, nos debe hacer reflexionar sobre el tipo de país que debemos aspirar.
Desarrollo e innovación. El modelo de desarrollo país que debe impulsar Liberación Nacional debe fomentar la capacidad de generar innovación. Nuestra estructura productiva debe funcionar como un verdadero círculo virtuoso de invención, en donde a la producción de bienes y servicios se le agregue valor constantemente por medio de la aplicación de nuevo conocimiento resultante de la investigación científica y el avance tecnológico. Si lo logramos, el conocimiento se convertirá en negocio que generará riqueza, y esa riqueza se reinvertirá en conocimiento.
Este círculo virtuoso atraerá a emprendedores, empresas estratégicas y fuentes de financiamiento, así como y mejorará la vinculación entre la universidad y la empresa. La creación constante de nuevas empresas y proyectos innovadores permitirá generar empleo y riqueza, diferenciar la producción y oferta exportable con base en el valor agregado del conocimiento, e incrementar nuestro PIB.
Para que este círculo virtuoso incorpore a la gente más pobre de este país, Costa Rica debe revisar los estímulos que brinda a la niñez costarricense para que se interese por las ciencias básicas y la tecnología desde muy temprano en sus vidas; no es suficiente el programa “Avancemos” para reducir la deserción estudiantil.
Motivar a nuestros niños y jóvenes a interesarse por la ciencia y la tecnología es fundamental para aumentar la cantidad de futuros universitarios graduados en ciencias básicas e ingenierías, fomentar el espíritu emprendedor de los ciudadanos y potenciar el desarrollo de competencias de nuestra fuerza laboral.
Debemos redefinir las prioridades del Estado para que la ciencia y la tecnología sean la base de la formación educativa y profesional.