El pasado martes 3 de setiembre se llevó a cabo en el auditorio del Tribunal Supremo de Elecciones una actividad auspiciada por el Instituto de Formación y Estudios en Democracia, la Cátedra de Derecho Constitucional de la UCR y la Fundación Konrad Adenauer. Con el propósito de analizar el mecanismo electoral alemán y la necesidad de una reforma electoral en Costa Rica para darle funcionalidad a nuestro sistema político, la mesa contó con dos brillantes expositores: el Dr. Rudolf Mellinghoff, exmagistrado de la Corte Constitucional Federal y actual magistrado del Tribunal Fiscal de Alemania, y el politólogo, catedrático universi-tario y exdiputado, Dr. Constantino Urcuyo.
Cirugía constitucional. En la exposición introductoria el presidente del TSE, Dr. Luis Antonio Sobrado, mencionó la necesidad de realizar una cirugía constitucional para recomponer la legitimidad y restituir la majestad del Parlamento costarricense. La reforma debe propiciar una mejoría de la capacidad deliberativa, de la eficiencia decisoria y del lazo representativo del Congreso frente al pueblo. Sus palabras responden al creciente sentimiento de la ciudadanía de que no estamos bien representados en la Asamblea Legislativa desde hace muchos años. En general –si bien hay excepciones–, los legisladores han dejado de cumplir las expectativas de los electores. La percepción general es que han dejado de deliberar y decidir sobre lo que realmente es de interés nacional, que no rinden cuentas ni demuestran esfuerzo por actuar en nombre del pueblo. Esto obedece, claro está, a la calidad de la gente que llega a ocupar las curules, pero también a la forma en que llegan y a las reglas con que desarrollan su labor.
En un sistema electoral de listas partidarias cerradas, la deficiente calidad de los diputados está en directa relación con la deficiente democracia interna de los partidos políticos. Pero también con el hecho de que, en su mayoría, estos han dejado de articular las demandas ciudadanas, han dejado de generar pensamiento y de construir estrategias de progreso para el país; han descuidado la formación de líderes y el fundamento ideológico, para convertirse en andamios electorales, con sustento coyuntural, gremial, cortoplacista y otros varios etcéteras. En consecuencia, también se requiere una cirugía interna en los partidos.
Modelo mixto. Con respecto al tema de la forma de elección de los diputados, el Dr. Mellinghoff explicó en qué consiste el modelo alemán, que desde 1949 ha sido replicado, con los necesarios ajustes particulares, por varios países del orbe. La doctrina reconoce principalmente dos sistemas electorales: el mayoritario (votación de un solo representante por distrito electoral) y el proporcional (transforma proporcionalmente los votos en escaños; un ejemplo es el de listas cerradas); cada uno de ellos permite muchas variaciones. Existe también una tercera categoría de sistema: el mixto, que combina las ventajas del mayoritario y del proporcional. El sistema alemán usa un modelo mixto de votación, es decir, la mitad del voto es personalizado, pero sus resultados son completamente proporcionales. En este sistema hay alta rendición de cuentas, un fuerte lazo de representatividad entre congresistas y electores, junto a un grado adecuado de representación de las fuerzas políticas en liza, con la resultante estabilidad democrática.
Por su parte, tras reconocer las virtudes del sistema mixto, el Dr. Urcuyo hizo una certera descripción de la realidad política nacional y de la necesidad de la reforma al sistema electoral para curar ciertas disfuncionalidades, como la creciente falta de representatividad, la inequidad promovida por el sistema de financiamiento de partidos políticos y las asimetrías generadas por circunscripciones electorales desfasadas con la realidad sociológica del país, entre otras. La reforma, dice don Constantino, más que buscar la perfección jurídica, deber ser viable.
Viable y conveniente. La iniciativa cívica llamada “Poder Ciudadano ¡Ya!”, de la que me honra formar parte, ha estudiado este tema con profundidad por más de un año y ha hecho pruebas cualitativas y cuantitativas del modelo actual y del modelo mixto, sobre las últimas tres elecciones. Eso nos llevó a concluir que el sistema mixto inspirado en el de Alemania es no solo viable en Costa Rica, sino muy conveniente. No es perfecto, como no lo es ninguno, pero ciertamente ofrece un panorama de mayor representatividad, acercamiento entre electores y diputados y rendición de cuentas que no existe actualmente. Elaboramos una propuesta seria y bien fundamentada, cuyos detalles se pueden conocer en www.poderciudadanocr.org.
El día de la citada actividad, el auditorio del TSE estaba lleno principalmente de estudiantes. A pesar de la actualidad del tema y del extraordinario currículum de los expositores, fue evidente la casi total ausencia de diputados, candidatos a diputado, presidentes y miembros de los comités políticos de los partidos y, en general, de la clase política costarricense. Si una actividad de tan alto nivel intelectual y de tanta relevancia para nuestro deteriorado sistema democrático no es capaz de llamar la atención de estas personas, ni de despertar su deseo de aprender de la experiencia de quienes van adelante y de quienes conocen la materia con profundidad, ¿podemos esperar mejoras a corto plazo? A partir de situaciones como esta, ¿será legítimo suponer que los cambios no sucederán, si los ciudadanos no nos involucramos más? Esa es la respuesta: el cambio somos nosotros mismos.