El cáncer ocupa en nuestro país la segunda causa de muerte. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos, en el primer semestre del 2017 fallecieron 2.522 personas por esa causa, es decir, un deceso cada dos horas. Ante tan desalentadoras cifras, nuestro sistema de salud debe preguntarse: ¿Cómo disminuirlas?
La respuesta es relativamente sencilla porque resulta obvia la necesidad de un mayor esfuerzo en la prevención y la detección temprana de la enfermedad. Por ejemplo, el cáncer de cérvix se detecta tempranamente mediante una citología cervical (o papanicolaou) y, eventualmente, se combate con la incorporación de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH).
La aplicación de la vacuna en nuestro esquema nacional de inmunizaciones traería importantes beneficios a mediano plazo, en un cáncer que se diagnostica a cerca de 700 mujeres costarricenses cada año.
En ocasiones, la detección temprana no es suficiente. De hecho, en muchos casos el cáncer lo diagnosticamos en etapas avanzadas, cuando es necesario un procedimiento quirúrgico, con radioterapia, quimioterapia o con una combinación de las tres.
En este escenario, la inversión debería ir dirigida a brindar un tratamiento oportuno, sin listas de espera y sin retardar el inicio de dichos procedimientos, los cuales aún pueden curar esta enfermedad.
Detección tardía. Lamentablemente, en muchas otras ocasiones, el cáncer es diagnosticado en un estadio avanzado o metastásico y es necesario un tratamiento médico que palie los síntomas y controle la enfermedad por el mayor tiempo posible. Históricamente, este tratamiento ha sido la quimioterapia, que en su mayoría consiste en sustancias intravenosas con cierta toxicidad, pero con probada eficacia para brindar mejor calidad de vida a los pacientes.
La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) dispone de la mayoría de ellas, las cuales son administradas en los hospitales de Cartago y San José. Sin embargo, en los últimos años, la quimioterapia ha sido desplazada por nuevos tratamientos que intentan ser más específicos contra las células tumorales.
La cantidad de nuevos medicamentos disponibles, hoy, para controlar el cáncer, es abrumadora, de forma tal que un nuevo fármaco para mujeres con cáncer de mama metastásico puede generar hasta un año más de vida, en comparación con el tratamiento estándar.
Los pacientes con cáncer de colon pueden vivir hoy, en promedio, más de 30 meses, cuando hace una década no sobrevivían más de 15 meses. Sin embargo, estas nuevas terapias son costosas. Por ejemplo, tratar el melanoma (un tipo de cáncer de piel) puede llegar a costar hasta $300.000 por paciente. Esto significa que por cada gramo de medicamento se paga hasta 4.000 veces más que el mismo peso de oro.
Mejores medicinas. La Caja Costarricense de Seguro Social y nuestras autoridades deben tomar las medidas necesarias para que no se altere la sostenibilidad de nuestro sistema de salud en detrimento de los pacientes, y emplear medicamentos eficaces con probada evidencia de que producen el efecto esperado.
Por esta razón, el proyecto de Ley 20.144 (Ley para la adquisición solidaria de medicamentos y vacunas de alto impacto financiero de la CCSS) debe ser prontamente discutido en el Congreso para dotar de recursos a nuestra institución y se disponga de fármacos que mejoren la supervivencia a varios tipos de tumores aun en estados avanzados.
Esta ley, en concordancia con el espíritu solidarista de los costarricenses, pretende gravar bebidas envasadas con un destino específico, lo cual resultaría en al menos ¢10.000 millones para la Caja.
Dichos recursos, aunados a una política de detección temprana y a un tratamiento oportuno, reducirán la mortalidad debido a esta temida enfermedad.
El autor es médico oncólogo.