Me enteré de que en el acto oficial de conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, el Inamu ofreció talleres de maquillaje, entre otras cosas. Creí que era una especie de broma, pero no, fue parte de la oferta de eventos para ese día especial. Y sí, especial, porque se cumplieron 100 años de las primeras movilizaciones y jornadas conjuntas, 100 años de luchas por la igualdad y mejores condiciones de vida para las mujeres en todo el mundo, 100 años protestando y contando cientos de mujeres víctimas de la violencia machista, de guerras y conflictos armados, de hambre y pobreza, de fundamentalismos religiosos, persecuciones, explotación, etc.
El pasado 8 de marzo conmemoramos el centenario de una fecha importante y que debe ser tomada en serio, sobre la que hay que reflexionar y contemplar con ojo crítico (que no “miope”, como dijo Maureen Clarke) porque aún nos falta mucho para lograr avances y cambios que verdaderamente nos beneficien.
De ahí la consigna nuestra desde el movimiento feminista y amplio de mujeres: “Nada que celebrar, mucho por qué luchar”.
Incomprensible. Revisando la historia de la efeméride, no logro aún entender cómo unos talleres de maquillaje y estética pueden colaborar en esas reflexiones y críticas urgentes, y menos aún por qué existiendo en nuestro país temas tan graves como el incremento de la violencia doméstica, la inseguridad, el hostigamiento sexual, el embarazo de adolescentes y niñas, el abuso sexual, la trata, el desempleo, la feminización de la pobreza', actividades como esas sean importantes.
No sé si es parte de algún cambio en las políticas institucionales, o si no quedan más ideas de qué hacer un 8 de marzo. Tampoco se trata de negar espacios lúdicos o de otro tipo a las mujeres, pero se podrían buscar alternativas que no se constituyan casi en insultos para lo que esta fecha significa en realidad, principalmente para el movimiento feminista que busca reivindicar ese simbolismo y lo que encierra.
Sea lo que sea, se trata de una señal preocupante de otras tantas que viene dando la institución últimamente.
Un llamado de atención que exige mayor vigilancia y fiscalización por nuestra parte y por parte del mismo Gobierno con la señora presidenta a la cabeza, porque el Inamu es de todas las mujeres y existe por ellas.