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El libro: más que materia

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Octavio Paz perdió su biblioteca en un incendio acontecido dos años antes de su muerte. Oscar Wilde fue despojado de la suya (tenía volúmenes autografiados por Verlaine, Mallarmé, Víctor Hugo) cuando fue recluido en la cárcel de Reading. Stefan Zweig perdió toda su biblioteca al huir para Brasil. No puedo concebir tormento mayor para un escritor. Solo un residente de la “República de las Letras” (Bayle) puede comprender la magnitud de tal pérdida, la intensidad del dolor que genera en un alma para quien los libros son seres vivientes, una especie de gran familia. Paz, Wilde y Zweig murieron poco después de que sus bibliotecas se quemaran o dispersaran. A su modo, los tres se suicidaron.








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