Existen en un país tres esferas fundamentales que al interactuar generan la dinámica del desarrollo de un país.
La esfera política es todo el tejido estructural y tiene la capacidad de influenciar a la sociedad a partir de las decisiones regulatorias y normativas que se tomen en ella. La económica, en términos ideales, debería promocionar la vocación de un territorio, y busca generar, en primer lugar, bienestar y buen vivir y, como consecuencia, riqueza, para las personas que se ocupen o empleen en ellas.
La esfera ciudadana es un conjunto de personas que pertenecen a un territorio, los cuales, en términos ideales, son formados tanto por la educación así como responden a sus costumbres, historia y relaciones sociales; ellos son quienes sustentan la esfera económica y política.
Su organización y formación urge en tanto la clase política sea ineficaz en encontrar una política partidaria que logre ser completa para solventar la diversidad de necesidades de los ciudadanos, cuando solo se señalan continuamente entre quienes promulgan una ideología hacia los vacíos de la otra, o peor: se señalan las fallas entre los mismos actores políticos, tan ineficaces como las ideologías obsoletas que promulgan, prueba de ello es el tiempo que se tarda en resolver los temas prioritarios, generando por esto el disgusto e indignación de las personas.
Esfuerzo diluido. El problema radica en la desorganización que existe entre los ciudadanos –o bien en el intento de organización ciudadana– que, dentro de la esfera política, termina en un esfuerzo diluido e incapaz de entrar en una verdadera lucha contra fuerzas ya establecidas e instrumentalizadas.
Acerca del tema, el político Íñigo Errejón ha comentado sobre “la importancia de que la acumulación de protestas y de movilizaciones sea capaz de impactar en el Estado y alterar el equilibrio de fuerzas para ponerlo al servicio de los intereses de la mayoría”.
Formalizando la acción ciudadana en un marco, o bien un “contenedor”, sería posible la organización y la síntesis de iniciativas concretas que provean la presión necesaria y opuesta a los intereses individuales de los políticos tradicionales, estableciendo un equilibrio que, hasta el momento, no ha existido.
Criterio ciudadano. Como dice el papa Francisco: “Las ideologías terminan mal, no sirven. Las ideologías tienen una relación incompleta o enferma o mala con el pueblo. Las ideologías no asumen al pueblo”.
Básicamente, la formación que han tenido los políticos ha sido con base en distintas denominaciones ideológicas de naturaleza intelectual, hecho que parece omitir metodologías de consulta democrática en la formulación de iniciativas, dicho de otra forma: los esfuerzos han sido o nulos o ineficientes, sobre todo, en términos de representación de todas las opiniones de los ciudadanos.
Un buen gobierno dependerá del flujo constante de información acerca del Estado, como bien público, y no debe depender de las visiones del gobierno de turno. Se necesita, pues, formación ciudadana a partir de este flujo constante de información, pero siempre dentro de la esfera ciudadana. En una entrevista del diario español El País, Stephen Hawking comentaba que “la ciencia y la tecnología están cambiando drásticamente nuestro mundo, y es fundamental asegurarse de que esos cambios se producen en las direcciones correctas. En una sociedad democrática, eso significa que todos tenemos que tener unos conocimientos elementales sobre ciencia, de manera que podamos tomar nuestras propias decisiones con conocimiento de causa y no dejarlas en manos de expertos”.
La ciencia debe ser la herramienta neutral y objetiva de las instituciones; ellas necesitan de metodologías para el levantamiento de datos que construyan la historia estadística y el flujo de información estatal que marque la ruta para la formulación de soluciones que emanan desde la ciudadanía capacitada para decidir, tanto de forma directa como indirectamente en la políticas públicas, desligándose del centralismo del criterio experto.
Es irónico que en la época de la comunicación no se participe más al ciudadano utilizando mecanismos, datos y opiniones de estos en consultas de forma amplia y profunda que generen soluciones a partir de los recursos tecnológicos, y en pro de satisfacer exhaustivamente la real demanda ciudadana.