Los profesionales del sector salud sabemos que cuando un paciente se encuentra en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI), su salud se ha deteriorado, a tal punto, que requiere cuidados especiales. Si a esto se le agrega una estancia prolongada, retardo en la toma de decisiones o peor aún, una parálisis en la ejecución de acciones dirigidas a la recuperación del paciente, es muy probable que el paciente sufra una serie de complicaciones poniendo en mayor peligro su vida.
Desde el punto de vista médico, lo mismo ha sucedido con el proyecto de Ley 17.777, el cual cumple con las recomendaciones de la Sala IV en lo que se refiere a normar, vía Ley de la Republica, una actividad tan importante como lo es la investigación médica. El 27 de enero del 2013 se cumplieron 3 años desde que la Sala IV declaró con lugar un recurso de amparo, interpuesto en el año 2003, en contra del decreto ejecutivo que regulaba esta materia.
A partir de ese momento, han sucedido una gran cantidad de eventos que uno pensaría deberían haber permitido que este proyecto fuese, en este momento, ley de la Republica y que la investigación biomédica se hubiese reactivado en Costa Rica. Veamos: luego del fallo de la Sala IV, el Ministerio de Salud presentó un proyecto de ley muy similar a una propuesta que en este sentido el Cendeisss, órgano técnico en esta materia de la CCSS, había elaborado luego de reuniones con múltiples científicos nacionales e incorporando materia sobre este aspecto aceptada a nivel mundial por entes reconocidos como lo es la Organización Mundial de la Salud.
Dicho proyecto fue analizado por la Comisión de Sociales, junto con otro que había sido presentado por representantes del Partido Acción Ciudadana en la legislación anterior. Durante el análisis por parte de la Comisión de Sociales de la Asamblea Legislativa, se tomó en cuenta la opinión de más de 30 expertos y entidades nacionales en el tema. Posteriormente, esa Comisión aprobó, por unanimidad, la versión final del proyecto de ley. Seguidamente, el proyecto recibió una gran cantidad de mociones por parte de los señores diputados, muchas de las cuales fueron incorporadas al texto y otras tantas fueron rechazadas. En este punto, diversos observadores miembros de la comunidad científica costarricense estábamos esperanzados de que el mismo se sometiera a discusión y posterior votación por parte del plenario legislativo.
A lo anterior se le suma la iniciativa del Sr. presidente de la Asamblea Legislativa de oír la opinión de representantes expertos en la materia de la Universidad de Costa Rica junto con la de otros especializados en el ámbito de la investigación biomédica. Luego de varias reuniones, se le entregaron al Sr. presidente de la Asamblea Legislativa las observaciones del caso con la esperanza de que el proyecto por fin fuera discutido y votado por los señores diputados.
A la fecha, y a pesar de que el Poder Ejecutivo ha convocado este proyecto a sesiones extraordinarias, no ha sido discutido en el plenario legislativo (sigue internado en la UTI).
Ha sido extraordinariamente frustrante ver cómo un proyecto de ley tan importante para el país ha quedado estancado en una gran gama de telarañas de origen desconocido. Siento que la Asamblea Legislativa actual quedaría con una gran deuda si este proyecto no es votado en esta administración, a pesar de todo el tiempo que se le ha dedicado. Es importante para Costa Rica que este proyecto sea debatido en el seno de la Asamblea Legislativa para que, luego, en una actitud de democracia madura, sea votado.