El informe de la OECD editado en diciembre de este año sobre desigualdad arroja datos importantes. El primero es que los países en donde la desigualdad disminuye, el crecimiento es mayor que aquellos en los que la desigualdad está creciendo. El impacto mayor se mide en la brecha entre la clase media baja y los hogares en pobreza, y señala que el factor más determinante es la educación.
Segundo, la OECD indica, con base en estos resultados, que los países que promueven oportunidades por igual desde temprana edad son aquellos que prosperan más. El índice fue elaborado sobre la base de estadísticas en países de la OECD durante los últimos 20 años y explica por qué países como México han tenido una baja acelerada en su crecimiento y por qué otros países europeos han visto esa desaceleración antes de una crisis social y de desempleo.
El mérito del estudio se encuentra sobre todo en hacer públicas estadísticas de algo que no se había probado tan claramente. No obstante, el verdadero reto está en cómo lograr disminuir la desigualdad y la pobreza, y en cómo proveer oportunidades para todos, por igual y desde temprana edad.
Retos de Costa Rica. En este sentido, para el caso de Costa Rica ya la OECD había comentado cuáles son los mayores retos del país, por ejemplo la infraestructura deficiente y el alto costo de la electricidad como obstáculos que impiden la competitividad (y por ende el desarrollo); enumera la necesidad de simplificar los procedimientos y de trabajar para una posible escasez de capital humano calificado en ciertas áreas del conocimiento.
En cuanto a la educación, el informe señala las deficiencias particulares para Costa Rica que urgen soluciones concretas; por ejemplo, que las universidades, y sobre todo las públicas, ofrezcan la capacitación de profesionales en las áreas del conocimiento que el mercado ofrece, y en la educación secundaria, buscar una educación que provea a los estudiantes las herramientas intelectuales y tecnológicas que el mercado necesita, así como el énfasis en el mejoramiento del idioma ingles.
Sin estas herramientas nuestros estudiantes no van a poder competir, y la brecha entre clases se acentúa, lo cual, de acuerdo a los resultados del estudio, resultaría en desaceleración económica.
Antes que otras reformas y una agenda que no tiene un impacto real, estos son los campos donde los programas estatales deben enfocarse, destinando recursos a la educación bien administrada, pero mejorando la competitividad, la infraestructura, facilitando los procedimientos y exigiendo cuentas de resultados al sector público, ente administrador de estos campos. De esta forma, y más allá de otros intereses, estos lineamientos pueden ser prioridad en agendas legislativa y del ejecutivo para lograr el crecimiento del país.
Carolina Palma, profesora de la UCR e investigadora de WTI Suiza en temas de comercio e inversión.