La lógica fundamental de la integración es el aprovechamiento de las economías de escala que la vecindad entre naciones facilita. Generalmente, se empieza por la integración económica, que si avanza, denota que lo social, lo educativo-cultural, y en las últimas décadas se hizo evidente lo ambiental, interaccionan entre sí y con lo económico, dentro de un contexto sistémico, o sea, de partes que interactúan entre ellas.
Centroamérica no es la excepción. La integración moderna en el área se inicia por la vía del Mercado Común Centroamericano, con la visión de una unión económica completa, meta ambiciosa que no se ha podido lograr, a pesar de que se creó la institucionalidad para ello.
Se creó, como se dijo, el Mercomún Centroamericano, que sin ser un mercado común en el pleno sentido de la palabra sí ha sido un motor de desarrollo institucional, de clases medias productoras y consumidoras y de Estados con tendencia hacia el modernismo. Sin el Mercomún, seríamos posiblemente sociedades agrarias de poco consumo, dedicadas a la exportación a terceros mercados para beneficio mayoritariamente, como sucedía antaño, de los poseedores de los bienes de producción y los comerciantes.
Realísticamente, no se dan en Centroamérica las condiciones para una integración política de carácter federal, por ejemplo, por razones que no es posible por espacio detallar; nacionalismos a veces exacerbados generan estática.
Confianza. La integración es posible en el área económica, por supuesto, siempre y cuando vaya aumentando la confianza de los países unos con otros e igualmente de los actores económicos privados.
La importancia del comercio intrarregional de bienes y servicios finales e intermedios demuestran la validez de esta tesis, reforzada por experiencias que ya dejan beneficios, como la interconexión eléctrica centroamericana.
Queda mucho por hacer al respecto de la integración posible, en campos, por ejemplo, como los encadenamientos productivos, las fusiones empresariales en subsectores productivos claves e incluso la creación de empresas multinacionales, para ser más competitivos en la arena comercial internacional.
Paralelamente, la vivencia práctica nos demuestra cómo la interacción holística de las dimensiones política, económica, sociocultural y ambiental se va imponiendo por su propia lógica. La integración es posible donde genere sinergias o relacionamientos coadyuvantes a generarlas.
Herramienta integradora. El Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), como su nombre lo indica, es un sistema con sus subsistemas y sectores entrelazados, creado en 1991 a partir de los Acuerdos de Esquipulas y el Protocolo de Tegucigalpa, enriquecedor de la Carta de la Organización de los Estados Centroamericanos (Odeca). Es la herramienta integradora por excelencia y reconocida a escala mundial como tal, de la integración posible de la región centroamericana, que hoy día cuenta con ocho países, al haberse adherido a la original de cinco, Panamá, Belice y la República Dominicana.
El SICA es claro en su aspiración fundamental: integrar a la región para constituirla en una de paz, libertad, democracia y desarrollo. No hay, sin embargo, hitos, ni fechas fatales; eso le da al Protocolo de Tegucigalpa realismo y un gran valor: los países deciden hasta dónde quieren y pueden llegar; sabio en Centroamérica.
Dentro de ese contexto, pienso que es importante para Costa Rica participar en todas las instancias del SICA; en ellas, la influencia de Costa Rica puede ser muy positiva. Tengamos presente que lo que suceda en el resto de Centroamérica, para bien o para mal, nos afecta. Desde dentro se promueven los cambios, cumpliendo con la Constitución Política, por supuesto.
En la parte ejecutiva del SICA, sobresale la Secretaria General, órgano toral de la cohesión sistémica, cuyas funciones se resumen en cuatro rubros: actuar como secretaría en las reuniones de los órganos superiores de dirección política; vigilar el cumplimiento y promover la implementación de la directrices de política que los mencionados órganos generen; vigilar por el desarrollo y la buena marcha del sistema y representar al SICA a escala intra y extra regional, lo que incluye la gestión política de la cooperación para el desarrollo que el SICA recibe.
Es una oportunidad que el expresidente Vinicio Cerezo sea el secretario general del SICA. Tengo fe en que con su liderazgo, experiencia, convicción, capacidad y energía, sabrá imprimirle nueva vitalidad.
El autor fue miembro de la comisión diseñadora del SICA.