Uno de los obstáculos que han incidido en que nuestro país no crezca a un ritmo más acelerado, ha sido la poca inversión en infraestructura, problemática acumulada por varias décadas (carreteras, puertos, aeropuertos y mantenimiento, entre otros) situación que podría afectar en los próximos años, principalmente a dos motores de la economía y fuentes generadoras de empleo, como son el turismo y la inversión extranjera directa. En este último, se contabilizan $1.334 millones en los primeros seis meses del 2013, y supera en $178 millones al mismo período del año anterior.
Es común escuchar entre los ciudadanos que el Gobierno debe construir la infraestructura que el país requiere, y esto es una realidad. Sin embargo resulta imprescindible analizar en términos generales la situación fiscal por la que atraviesa nuestro país. Los gastos han venido en aumento, a diferencia de los ingresos, por lo que el Gobierno central ha recurrido al endeudamiento cercano al 39% del PIB. El gasto más importante lo representan los salarios con un 70%. Otros aspectos que deberían ser objeto de análisis y toma de decisiones, que demandan gran cantidad de egresos, son los alquileres, las transferencias, intereses por deuda, las consultorías, solo por nombrar algunos.
Ante un creciente y peligroso déficit fiscal, cercano al 5%, es necesario reestructurar algunas instituciones públicas y ministerios, mejorar su capacidad administrativa y gerencial, operativa y de control interno, disminuir los tiempos en los trámites, racionalizar y recortar gastos, ejercer un mayor control de las compras públicas, así como la disminución de la duplicidad de funciones.
De acuerdo con esta problemática fiscal, para infraestructura se destina el 1.5% del PIB, monto que resulta insuficiente para realizar las inversiones que este país necesita; los países asiáticos invierten alrededor de un 13% del PIB. Es vital agilizar los trámites de aquellos proyectos que cuentan con empréstitos aprobados, hacer uso de la Ley de Concesión de Obra Pública, cuando lo amerite y para obras prioritarias, de alto costo. Todo proceso debe ser objeto de un estricto control, por parte de las instituciones correspondientes, que garanticen la transparencia y el buen uso de los recursos públicos y se conviertan en un elemento vital para devolverle la confianza al ciudadano.
Es importante fortalecer La Dirección General de Tributación del Ministerio de Hacienda con más recursos, personal técnico, profesional y aplicar las leyes existentes. El objetivo es lograr en el corto y mediano plazo, disminuir la evasión y aumentar los ingresos en forma contundente. De acuerdo con el primer estudio sobre evasión fiscal del Ministerio de Hacienda del 2010, los costarricenses y empresas, evaden anualmente el pago en impuestos en alrededor de 1.200 billones de colones, un 5.8% del PIB, principalmente en renta y ventas, según medios nacionales.
Con medidas como estas, se demuestra al ciudadano la necesidad que tiene el país de aumentar sus ingresos, y, de esa manera, se facilita la aprobación de un progresivo Plan Fiscal, donde paguen los que más tienen.