Pasado el torbellino electoral, que significó un punto muerto en muchas áreas, el 2015 se presenta como la gran oportunidad de avanzar en temas vitales para el desarrollo de la industria de las telecomunicaciones en Costa Rica.
A diferencia de otras industrias que han dado señales de desaceleración, las empresas que agrupa este sector más bien han visto limitadas sus oportunidades de crecimiento en el pasado por factores sistémicos.
Hemos recorrido un camino importante. Pocos quieren recordar nuestro atraso antes de abrir nuestras telecomunicaciones a la dinámica de un mercado en competencia, que obliga a innovar y que es perennemente cambiante.
Hoy nos corresponde dar el salto que nos permitirá ponernos al día. Es hora de impulsar una industria que representa el 2,4% del PIB de nuestro país, pero que, si se sueltan las amarras que hoy nos frenan, puede significar aún más, lo que se traduciría en más empleos para personas calificadas, un asunto que tanto nos preocupa a todos.
Como gremio, hemos abogado para que diversos temas sean finalmente resueltos. A continuación, los explico.
Competencia efectiva. Desde la organización que represento, hemos defendido que se emita la declaración de competencia efectiva en el sector de las telecomunicaciones.
De acuerdo con lo previsto en la Ley General de Telecomunicaciones, esto permitiría a los operadores crear una mayor variedad de planes y paquetes, sin las limitaciones que la misma ley estableció para el periodo de transición entre la apertura y la competencia.
Luego de seis años, está claro que la dinámica es de un mercado en competencia, por lo que la Sutel, ente responsable de la actividad, puede hacer la declaratoria en cualquier momento. Eso sería un ancla menos en beneficio de los costarricenses.
Infraestructura. Invertir en un país no es una decisión fácil ni debe tomarse a la ligera. Las empresas de telecomunicaciones, extranjeras y nacionales, deben luchar contra grandes dificultades para utilizar la infraestructura existente o para desplegar sus propias redes.
Las empresas de telefonía celular han tenido que lidiar con 81 entes municipales –con nuevos y diferentes reglamentos– y con entidades estatales que tienen su propia visión y normativa, cuando en realidad esperaban invertir en un país con un esquema jurídico único.
Las trabas para la construcción de torres impactan la calidad de las llamadas y la Internet móvil, y hay poco que se pueda hacer.
Algunas municipalidades han sido diligentes en el proceso, pues conocen el impacto que los buenos servicios de telecomunicación tiene para sus ciudadanos. Sin embargo, otras impiden que dentro de sus límites se desarrolle la infraestructura necesaria; otras inventan cánones a placer, y otras simplemente pecan por omisión y desidia.
Plan nacional. El Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt) hizo la consulta pública sobre el borrador del plan que define la política para el sector durante el periodo 2015-2021. Desde la Cámara de Infocomunicación y Tecnología (Infocom), hicimos llegar al Micitt nuestras observaciones y esperamos que sean tomadas en cuenta para el documento final.
Somos optimistas de que, una vez publicado el documento revisado, tendremos metas ambiciosas, pero realistas, además de un esquema claro para la utilización del dinero del Fondo Nacional de Telecomunicaciones (Fonatel).
Fisco y leyes nuevas. También es importante para el sector conocer cuál será la propuesta fiscal a la que aspira el actual gobierno y que podría afectar a los usuarios finales.
El estudio de una nueva Ley de Radio y Televisión debe tomar en cuenta el respeto a la seguridad jurídica y a la libertad de expresión, así como el respeto de nuestra idiosincrasia, la cual nos ha distinguido de entre muchos países latinoamericanos.
Acelerar el paso. Estas acciones concretas son solo el inicio de un camino que nos debe llevar a ponernos a la velocidad de países como Panamá y Colombia. En el primero, más de $500 millones invertidos durante la administración pasada han logrado que la agenda digital haya cumplido con casi el 100% de sus objetivos. Un ejemplo claro es la red nacional de Internet, que para el 2013 ya llega a a más de 1,3 millones de usuarios registrados. Hoy esa cifra es incluso mayor.
Lo hecho por Colombia es también digno de estudiar. La visión del ministro Diego Molano ha permitido que muchos colombianos de escasos recursos tengan acceso a las TIC y, con ello, amplíen sus probabilidades de salir del círculo de la pobreza. Ellos son un ejemplo mundial en este sentido.
Estos son los nortes que debemos imitar y debemos empezar a hacerlo ahora. Este es el momento de actuar.
Fabio Masís Fallas Director ejecutivo, Cámara de Infocomunicación y Tecnología (Infocom)