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En la hora de los hornos

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Hay palabras que generan entusiasmos elementales, encienden ánimos y ganan elecciones. Se encuentran fácilmente cuando el descontento no soporta prórrogas para la satisfacción de necesidades básicas. Pero la retórica no gobierna. Llegado el momento, se termina atrapado por promesas difíciles de cumplir, pues, cuando se carece de estrategias claras, no se tiene idea de los procesos necesarios para generar cambios o no se cuenta con márgenes de maniobra. La memoria de los pueblos es entonces implacable acreedor. La cosa no es tan grave cuando los cambios prometidos se limitan a frases vagas. Pero eso no es lo que ocurre en Grecia.








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