El gas natural representa, en muchos países una importante solución fiscal y energética. Su producción es de bajo costo y genera grandes cantidades de recursos fiscales.
Su importancia radica también en el hecho de que puede sustituir fácilmente a los derivados de petróleo en prácticamente todos los usos energéticos y en la producción de miles de bienes no energéticos, como los fertilizantes, los plásticos y los textiles.
Transporte público. Por ejemplo, en una gran cantidad de ciudades del mundo los autobuses usan gas natural en lugar de diésel, lo que reduce significativamente las tarifas, el ruido y la contaminación que afecta la salud de las personas y el ambiente en general. Esta sería una solución muy sencilla de implementar y de gran beneficio para todos porque podría utilizarse en los buses actuales con la instalación de un kit de conversión dual en los motores de diésel.
Este recurso está potenciando también el desarrollo de las energías renovables en el sector eléctrico, como fuente de energía firme de respaldo. Por esta razón, se le está llamando también la fuente de energía limpia firme “hermana” de las energías renovables. Las energías renovables que no son firmes, como la eólica, la solar y la hidroeléctrica de filo de agua, debido a su variabilidad durante el día o entre estaciones climáticas, requieren de una fuente de energía firme de respaldo, como el gas natural, cuando las caras plantas hidroeléctricas con embalse no lo pueden hacer.
Esta energía de respaldo se da actualmente en Costa Rica con búnker y diésel caros e importados, pero perfectamente podría hacerse con gas natural nacional barato y de alta generación de recursos fiscales, como se hace en otros países.
Cambio energético. Los expertos internacionales proyectan que el gas natural desplazará al petróleo de su primer lugar como fuente de energía en el futuro, debido a que es más abundante, mucho más barato y ambientalmente más amigable que el petróleo.
La eventual producción de gas natural nacional también reduciría significativamente las crecientes importaciones de los caros derivados de petróleo que abastecen casi las dos terceras partes del consumo energético nacional. Hoy en día pagamos enormes sumas de dinero a los países productores de petróleo, incluyendo recursos fiscales, por las crecientes importaciones petroleras y por el transporte marítimo desde el país de origen. Toda esta riqueza se queda en el extranjero.
Los recursos obtenidos de la exploración y explotación del gas natural podrían utilizarse, entre muchas otras cosas, para reducir el déficit fiscal, amortizar la deuda, desarrollar la infraestructura nacional (incluyendo trenes eléctricos) y financiar la transición energética hacia nuevas fuentes de energía, como lo están haciendo muchos países.
Además, utilizar gas natural contribuiría a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y de otros gases contaminantes y partículas porque sustituiría a los derivados de petróleo importados que generan muchas más emisiones muy dañinas para la salud.
La introducción del gas en la matriz energética nacional para sustituir los caros derivados de petróleo importados en muchos de sus usos en el país, sin perjuicio de la introducción y desarrollo de otras fuentes de energía, es un tema clave porque simultáneamente reduciría los costos de la energía en el país y las emisiones al ambiente y aumentaría, de manera significativa, la generación de recursos fiscales y la competitividad nacional.