Un porcentaje importante de los costarricenses prueba por primera vez tabaco, alcohol y otras drogas, durante la adolescencia. Es en este período de la vida también cuando se consolida, en muchas personas, el consumo dañino o una dependencia, que tendrá repercusiones importantes en su vida, la de sus seres queridos y su entorno.
Hace más de 10 años, dio inicio el programa Aprendo a Valerme por Mí Mismo(a), una respuesta del Estado basada en evidencia científica de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y su organismo regional, la Organización Panamericana de la Salud (OPS). El programa va dirigido a la niñez y la adolescencia como población prioritaria, por ser de los grupos más vulnerables, y su implementación y ejecución están a cargo del Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) y el Ministerio de Educación Pública.
La OMS recomienda la implementación de programas basados en habilidades para la vida que contemplen las siguientes áreas: autoconocimiento, toma de decisiones, sentimientos y emociones, publicidad, familia y comunidad, y tabaco y alcohol. El objetivo es desarrollar y fortalecer aspectos cognitivos y socioafectivos de los niños, procurando un enfrentamiento adecuado y positivo ante los factores de riesgo.
Único en la región. Siendo un lineamiento de OMS, el enfoque de habilidades para la vida ha sido aplicado en varios países, como Colombia, Chile y México. La particularidad en Costa Rica reside en que Aprendo a Valerme por Mí Mismo(a) es el único programa en Lationoamérica que, a partir del 2007, tiene una cobertura prácticamente universal en nuestro sistema de educación pública. En el 2015, aproximadamente 400.000 niños recibirán el programa, gracias al apoyo de promotores y de nuestros educadores, quienes desde el inicio vieron el potencial formativo de este enfoque y le dieron su apoyo.
Aprendo a Valerme por Mí Mismo(a) es un programa que fortalece a nuestros niños y niñas desde adentro, para desestimular el consumo de drogas o que el contacto con las sustancias se retarde lo más posible. Se inició en el 2003, en el nivel de cuarto grado; en el 2004 abarcó el quinto, y en el 2006, el sexto. Actualmente, el programa llega también a niños en edad preescolar y CEN-Cinai.
En el 2005, una evaluación del programa reveló que los jóvenes que lo recibieron no solo tenían un consumo menor de alcohol, sino que mejoraron sus habilidades para comunicarse, tomar decisiones, autoconocimiento y pensamiento crítico ante la publicidad, en comparación con grupos que aún no recibían el programa. Con esos buenos resultados, en el 2007 el programa se extendió a todas las escuelas del país. A partir del 2014, se incluyen los niños que asisten al primer ciclo de educación básica.
La Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas en Población de Educación Secundaria (IAFA, 2012) preguntó a los estudiantes sobre el tema principal del programa. Los estudiantes mencionaron estos aspectos, en el siguiente orden: a) autoconocimiento y autoestima; b) no consumir drogas; c) información sobre alcohol, tabaco y drogas; d) valerse por sí mismo, y e) toma de decisiones.
El 54% respondió de forma positiva sobre temáticas relacionadas con habilidades para la vida, y un 41% sobre temas relacionados con el consumo de drogas, en coherencia con los objetivos del programa, que busca que la persona posea habilidades para responder adecuadamente frente a la posibilidad del consumo.
El primer contacto. Retardar el primer contacto con las sustancias es un factor que protege a nuestros niños y niñas ante la posibilidad de desarrollar una adicción. Datos de la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas en Población de Educación Secundaria (IAFA, 2006, 2009, 2012) revelan que muchos adolescentes escolarizados están retardando la edad de ese primer contacto:
En el 2009, la edad promedio de inicio del consumo de tabaco era de 12,69 años y, para el 2012 , pasó a 13,27 años.
En mujeres, la edad del primer contacto con el tabaco pasó de 12,3 a 15,5.
En el 2009, la edad de inicio de consumo de alcohol era de 12,8 años, y pasó a ser de 13,29 años en el 2012.
De igual manera, se determinó un descenso importante en el consumo de tabaco. Los estudiantes que afirmaban haber fumado en el último mes pasaron de ser un 8,9% en el 2006 a un 6% en el 2012. De igual manera, se encontró un descenso importante en el consumo de alcohol. Los adolescentes que refirieron haber tomado en los últimos doce meses bajaron de 39,9% en el 2009 a 36,5% en el 2012.
Por otra parte, en los primeros meses del 2014, se logró entrevistar a un grupo aproximado de 5.000 docentes, de los cuales 95% considera que el programa ha contribuido a mejorar las habilidades para vivir de los estudiantes, y 92% está de acuerdo en continuar siendo facilitadores en las aulas de Aprendo a Valerme por Mí Mismo(a).
De acuerdo a las estimaciones del IAFA, en el marco del programa, brindarle a nuestra niñez habilidades para la vida representa una inversión aproximada de ¢5.600 por niño.
El objetivo es formar niños y niñas con mayores capacidades para tomar decisiones y enfrentar los retos que se les presentarán en su diario vivir.
En vista de la aceptación que ha tenido el programa, así como su implementación en todos los niños de preescolar, CEN-Cinai, primer y segundo ciclos, y la futura ejecución de un programa complementario dirigido a los padres, se reconoce la necesidad de hacer una evaluación integral para su continuo mejoramiento y aplicación futura.
El autor es director general del IAFA.