Siempre me ha parecido fascinante la visión del Dr. Chang Díaz, especialmente cuando habla de que “Queremos abrir el sistema solar a la exploración humana”, aludiendo al motor de plasma (Vasimr) el cual podría ser disparado en el espacio en el próximo quinquenio y que, de funcionar, sería el motor utilizado en un viaje tripulado para explorar Marte.
El físico visualiza cómo se ensamblaría una nave 1,5 veces mayor a la del tamaño de la ISS llamada Bëkuö (estrella fugaz en bribrí) en un punto intermedio entre la Luna y la Tierra llamado “Lagrange”, punto donde la gravedad de los dos cuerpos se cancela, lo que facilitaría la logística de la construcción de la nave.
Pero descendamos a la Tierra: ¿a qué puntos de la realidad nacional nos remite esa visión?
Recursos energéticos. La exploración científica va de la mano con la exploración de recursos energéticos y viceversa. Gracias a estudios geológicos realizados en la fosa mesoamericana frente a las costas del Pacífico del país, se descubrió la presencia de hidratos de metano. Este es un combustible sólido, de gran contenido energético, que podría ser aprovechado en el futuro.
Este supone ser un puente entre las fuentes de energía fósil y energía renovable. Se estima que el tamaño de este prospecto energético equivale a 8.500 km2 ; no obstante aún no se han desarrollado técnicas para la extracción de este combustible, lo cierto es que en Alemania, Taiwán y Japón ya se están estudiando. ¿Y nosotros?
El geólogo Alfredo Mainieri siempre hizo alusión al gran potencial energético (400 MW) que existe en Costa Rica para generar energía a partir del calor interno de los volcanes de la Cordillera Volcánica de Guanacaste (CVG).
El ICE visualizó y concretó varios proyectos geotérmicos, que hoy generan 207 MW, y se tiene un conocimiento científico envidiable de los volcanes de la zona.
Sin embargo, los límites trazados en los parques nacionales de la CVG marcan una frontera que aún no puede ser explorada ni aprovechada para generar más energía.
La construcción de proyectos hidroeléctricos en las faldas de los volcanes Poás y Arenal genera cientos de MW para el país. Estos proyectos ayudaron a comprender la geoquímica, edad y tipo de actividad de estos macizos. Sin embargo, los nuevos proyectos hidroeléctricos se encuentran obturados por límites políticos.
Las opciones del país se agotan y la dependencia de generación eléctrica a partir de combustibles fósiles importados, incrementa. Sin mencionar el hecho de que su exploración y extracción están vetadas en nuestro territorio. Es vital equilibrar la balanza y hallar un camino que permita avanzar.
Gran potencial. La polarización del país en temas ambientales y de generación eléctrica requiere arribar a un punto intermedio, similar al que menciona Franklin Chang para su nave. El país desea trabajar y avanzar. Ambos grupos pueden ampliar su visión.
Se sabe que cualquier actividad que se desarrolle va a generar un impacto; pero si antes de rechazar la situación nos permitimos analizar sus grises, podemos hallar vías para aprovechar los recursos generando el menor impacto posible. Es nuestra responsabilidad como país vencer las fronteras tecnológicas y políticas.
Los recursos energéticos están para ser utilizados. Explotarlos indiscriminadamente es un acto vil, pero sentarnos sobre ellos no es la solución.
Si tenemos la capacidad de construir motores que asistirán en la exploración de Marte, ¿por qué no explorar y aprovechar nuestro fondo oceánico, nuestros volcanes y ríos?
Escuchando a Chang Díaz, más que ganas de explorar otros mundos, nació en mí el deseo de explorar un país pequeño con un gran potencial.