Con la llegada de las vacaciones escolares, las festividades de fin de año y el verano nacional, el tránsito por la carretera a Caldera (ruta 27) aumenta considerablemente.
Como usuario muy frecuente de esta vía durante los últimos cuatro años, he podido observar los hábitos de algunos conductores (afortunadamente, minoría) que considero ponen en peligro la seguridad de todos los usuarios de esta vía.
Adelantar en el último instante por el carril derecho . Como todos hemos visto, en las intersecciones como las de Balsa de Atenas y Escobal, o al final del destinado para tránsito lento, algunos conductores deciden adelantar por ese carril, que termina con una señal de “Ceda”. Hay que tomar en cuenta que siempre el vehículo al cual se está adelantando viene, como mínimo, a la velocidad máxima establecida por las signos pintados sobre el asfalto, o en los rótulos. Es evidente que una colisión franca o aunque sea un roce entre los dos vehículos provocaría un serio accidente de consecuencias imprevisibles para los involucrados y los demás vehículos y sus ocupantes que estén cercanos. Tomemos en cuenta que la energía cinética y la inercia de cualquier vehículo a esa velocidad son grandes, de ahí las consecuencias desastrosas de estos accidentes.
Apurar (presionar) al conductor del vehículo que va adelante. Cuando se viaja a la velocidad permitida o a un poco más y, sobre todo, en las intersecciones como las mencionadas en donde la vía tiene dos carriles en cada dirección, aparecen conductores que consideran un atraso o a veces hasta una ofensa que el conductor del vehículo que va adelante no maneje a mayor velocidad, por lo que se dedican a presionar acercándose en exceso, encendiendo y apagando los faros delanteros, y hasta sonando la bocina. Este comportamiento es indebido ya que crea tensión en el conductor que va al frente. Pero el agravante mayor es que algunos, al lograr adelantar, deciden tomar venganza y, deliberadamente, se meten al carril del vehículo que acaban de adelantar y le cierran prácticamente el paso en un comportamiento pueril que denota muy poca madurez. Posiblemente, no han reflexionado sobre las consecuencias de un accidente grave de tránsito sobre las personas que logran sobrevivir.
Zigzagueo entre carriles. Este comportamiento ocurre frecuentemente, sobre todo en las intersecciones mencionadas. Estos conductores se dedican a cambiar de carril constantemente entre los espacios que dejan los vehículos que viajan en ambos carriles en un solo sentido. Al hacerlo con tanta temeridad, no mantienen las distancias necesarias, por lo que se crea un riesgo innecesario.
Este comportamiento ocurre con mayor frecuencia en las ocasiones en que se establece carril único desde Pozón hasta la intersección de Ciudad Colón. Probablemente, estos conductores no comprenden que el carril único fue una solución paliativa de las autoridades de Tránsito ante el atascamiento de la ruta en el sentido hacia San José durante ciertos fines de semana y que no es una oportunidad para darle rienda suelta a la velocidad. Todavía, felizmente no ha ocurrido ningún accidente cuando funciona el carril único, pero sí ocurren algunas situaciones escalofriantes que, espero, nunca provoquen un accidente, que obviamente involucraría una gran cantidad de vehículos.
Por razones de espacio no apunto otras conductas peligrosas como el abuso de algunos conductores de grandes camiones.
Con respecto a la ruta 27, debiéramos comprender que es una ruta para facilitarnos el viaje a la costa pacífica de nuestro país: no es una autopista. Solamente es una carretera mejor a las restantes que tenemos en Costa Rica. Es primordial que entendamos que no es una vía para competencias de velocidad. Depongamos la intolerancia y el machismo en la conducción. Debemos preocuparnos por nuestra vida y la de los demás. Felices vacaciones.