La Gran Área Metropolitana (GAM) juega un papel estratégico en el desarrollo sostenible de nuestra patria. Es en ahí donde se concentra la mayor parte de los problemas medioambientales y donde se genera el motor económico y la inversión nacional. Es en la GAM donde tenemos los problemas más serios de contaminación ambiental y sónica, con graves repercusiones en la salud, la calidad de vida y el rendimiento económico.
La GAM tiene una población de 2,9 millones, el 60 % de la población del país en una superficie de un 4 % del área de Costa Rica. Somos 4,8 millones de habitantes y tenemos más de 1,5 millones de vehículos, que es una población vehicular inmanejable para nuestra raquítica infraestructura.
Al día se efectúan más de 2 millones de viajes de transporte público y San José es el destino, o el origen, de las tres cuartas partes de estos traslados. Más de 300.000 vehículos están forzados a pasar por el centro de la capital y no existen vías troncales. Todos los años ingresan 50.000 nuevos vehículos, con un total abandono de la infraestructura, un mayor consumo de combustibles y el aumento de la contaminación.
Todo parece indicar que el problema no se resuelve con más semáforos, o más tráficos, o más carreteras. La solución es buscar mejorar el transporte público y cambiar el modelo de ciudad. De otra forma aumentarán las presas, la contaminación, los problemas de salud y la pérdida de competitividad.
Lo preocupante es que ningún gobierno ha tomado en serio el transporte público, y, prueba de ello, es la sectorización de las rutas de buses y la panificación urbana.
Son las ciudades y sus autoridades las únicas indicadas en conjunto, con el Gobierno Central y el resto del sector público, las responsables de elaborar una planificación eficiente del transporte público y privado y la planificación urbana. Eso significa mejoramiento de la infraestructura, transporte público de calidad, ciudades mejor estructuradas y usos de suelo adecuados.
Urbanismo sostenible. Es importante que dejemos de seguir urbanizando más terrenos y extendiendo las ciudades. Tenemos que compactar más las ciudades, ordenar la expansión urbana, reciclar los actuales tejidos urbanos, lograr cambios culturales, desarrollar nuevas áreas de recreación y preocuparnos por mejorar la calidad urbana.
En cuanto a la movilidad, debemos reducir la dependencia tan crítica del automóvil, evitar la expansión de espacios dependientes del automóvil, tener la cercanía como valor urbano y preocuparnos de nuevos espacios públicos para convivir. Una movilidad urbana masiva y eficiente es clave para tener una mejor calidad de vida.
Congestión. El congestionamiento de nuestras ciudades se debe a un crecimiento acelerado y desordenado. Los problemas importantes se postergan y ningún político parece tener la voluntad de buscar una solución integral, a pesar de las decenas de diagnósticos y estudios.
En nuestro esquema institucional, nadie parece tener la autoridad que integre plenamente la elaboración y seguimiento de las políticas de movilidad urbana y la infraestructura. Ordenar las concesiones de los buses es una historia de terror que parece no tener salida.
Es impresionante cómo los gobiernos se doblegan ante la presión política de los autobuseros. La Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) no puede hacer una evaluación de tarifas porque no cuenta con datos confiables de demanda, rutas, horarios, calidad, cuadros financieros y otras variables.
Según la Ley Reguladora de Transporte Remunerado de Personas, la Aresep debe refrendar los contratos, pero esta situación no se da y el MOPT prorroga los contratos continuamente. El Consejo de Transporte Público (CTP), que se supone es la unidad rectora en este asunto, por su estructura directiva está secuestrada por los propios transportistas.
Cada cuatro años escuchamos que deben hacerse más estudios y los usuarios son quienes pagan con más tarifas y poca competitividad. Y es que si de algo debemos estar claros es de que solo si logramos planificar y ordenar las rutas de buses con una mano fuerte podremos avanzar en el descongestionamiento de la ciudad. Más de 20.000 buses y 300.000 autos ingresan a las estrechas calles del casco urbano de San José.
Aparte del ordenamiento de los buses, todos los estudiantes de colegios y escuelas públicas y privadas deben movilizarse en microbuses y no aceptar que se utilicen autos privados. Otro elemento clave es habilitar en un esquema de concesión pública la incorporación de un servicio de tren de cercanías rápidas a terminales de intercambio periféricas. Terminales que pueden estar localizadas en barrio Tournón, Curridabat, Sabana y la Estación del Pacífico.
El desarrollo del metro, por su costo, debe evaluarse a mediano plazo. Primero, implementar la concesión de tranvías urbanos.
Otro importante proyecto es el pago electrónico unificado que integra todos los servicios que reduciría los largos tiempos de espera y mejoraría los controles. Paralelo a este esfuerzo, debemos reducir el uso de los automóviles en el centro de la ciudad y crear parqueos concesionados de costo reducido en la periferia.
Mejorar la infraestructura con carriles de autobús, zonas de carga y descarga, mejores aceras y rescatar áreas de movilidad peatonal es clave. Parte importante de este esfuerzo es obligar a todo el sistema de transporte público al uso de combustibles menos contaminantes como el gas, biocombustibles o híbridos.
Objetivos. El problema del transporte urbano es complejo, por lo que se necesita planificación, recursos y autoridad. No podemos seguir desarrollando proyectos aislados, hay que lograr una mayor integración en la planificación urbana con la logística del transporte. Hay que acelerar un ordenamiento del actual transporte colectivo con base en buses, colectivos, microbuses, trenes urbanos, metro y trenes rápidos de acercamiento.
No podemos dejar pasar otros cuatro años en este caos. El nuevo gobierno debe establecer una autoridad superior que coordine desde la presidencia un plan integral con municipalidades, MOPT, INVU, Minae y otros entes públicos y privados.
Es muy complejo avanzar en este tema tan crítico sin tener un líder que esté vigilando los diferentes retos políticos, técnicos, sociales y económicos. Debemos ordenar y planificar todo el transporte colectivo con criterios de eficiencia energética, una política territorial clara, ciudades más verticales, mejor planificación, mayores índices de ocupación de vehículos y una mejor calidad de vida con una movilidad sostenible.
El reto es tener ciudades más compactas, más seguras, más humanas, menos contaminadas y un sistema de transporte más eficiente y sostenible con respecto al medioambiente. Tenemos que reducir los desplazamientos con el apoyo de las nuevas tecnologías de la información y comunicación. Este es uno de los más importantes retos de la Costa Rica del bicentenario.
El autor es ingeniero.