Para un país pequeño como Costa Rica, donde el nivel de apertura comercial es cada vez mayor y donde los mercados son más exigentes, podemos decir con absoluta claridad que la infraestructura para la calidad es tan importante como su infraestructura física (hospitales, carreteras, aeropuertos).
Un sistema o infraestructura de calidad contribuye a que las empresas consoliden su posición comercial local y a que puedan acceder a los mercados externos y a nichos especializados con exigencia por bienes de calidad. Asimismo, protege al consumidor al limitar el ingreso de productos o servicios que incumplen los estándares de calidad y que por esta situación puedan afectar la salud y seguridad de las personas.
También, favorece la transparencia y la adquisición de buenos productos y servicios por parte del Estado, al promover la certificación y acreditación de las empresas proveedoras.
En mayo del 2002, el Gobierno promulgó la Ley Nº 8279 del Sistema Nacional para la Calidad (SNC), con el propósito de establecer un marco que permitiera promover la calidad y su demostración, de tal forma que favoreciera la competitividad de las empresas nacionales, la protección de los consumidores e impulsara el desarrollo económico y comercial del país.
Durante una década, Costa Rica logró consolidar los componentes básicos de ese Sistema que se ha convertido, hoy por hoy, en inspiración para otras iniciativas en América y el Caribe.
El Sistema Nacional para la Calidad está integrado por cuatro pilares técnicos: metrología, normalización, reglamentación y acreditación. Esos pilares están representados por el Órgano de Reglamentación Técnica (ORT), el Ente Costarricense de Acreditación (ECA), Laboratorio Costarricense de Metrología (Lacomet) y el Ente Nacional de Normalización (Inteco)
Pilares. El Sistema se compone, también, de un organismo estratégico: el Consejo Nacional para la Calidad (Conac), como la entidad responsable de fijar los lineamientos generales del Sistema. Está conformada por ministerios, sector privado, representantes de los cuatro pilares y la Academia. No obstante, en la práctica para el sistema sea efectivo, interactúan entes técnicos, de apoyo y, finalmente, los usuarios (consumidores y empresarios).
En los últimos años, se emprendió un proceso para consolidar el Consejo Nacional para la Calidad, mediante una mayor integración y coordinación entre sus componentes. Para lograr este objetivo, se cuenta con el apoyo del programa Procalidad, de la Unión Europea, mediante el cual se llevan a cabo acciones como las siguientes:
Visibilidad: Consiste en talleres de capacitación con funcionarios públicos en diferentes temas como normalización, evaluación de la conformidad, reglamentos técnicos y su impacto en el ordenamiento jurídico.
Compras del Estado: se promueve que, desde las proveedurías de las instituciones públicas, se apliquen criterios de calidad en sus procesos de compras.
Calidad de los servicios y articulación de los componentes del Sistema: evaluación de los servicios que brindan los cuatro componentes, con el fin de identificar oportunidades de mejora que permitan una mayor accesibilidad a los usuarios. Además, se promueven actividades de manera conjunta con el fin de lograr una mayor articulación en las cuatro áreas.
Más allá de las fronteras. Velar por los intereses legítimos del Estado y de la población (protección a la salud, el ambiente y a la seguridad por ejemplo) es una de las funciones claves del SNC, pero también es su función promover la calidad en la producción nacional para que pueda competir en un mundo más exigente.
Los países industrializados tienen sus reglas definidas sobre los productos y servicios que merecen sus habitantes, consumidores cada día más informados. De tal manera, que ya no es la materia prima ni el precio los que definen las compras, sino la calidad.
Eso obliga a los países en desarrollo a contar con un conjunto de normas y reglamentos que permitan fomentar la calidad en los procesos de las empresas para que los productos puedan ingresar y competir en los mercados internacionales. El gran reto de Costa Rica es lograr que la mayor parte del parque empresarial, cuyo 95% son pymes, pueda agregar sistemas de gestión de la calidad.
Desde el Sistema Nacional para la Calidad, con la ayuda de cada uno de los integrantes, pretendemos incentivar la competitividad para generar más empleo y cumplir el fin último: mejorar la calidad de vida de los habitantes.