La pasada cumbre de Bali se convirtió en un foro internacional para tratar los temas de mayor relevancia en el comercio mundial. Uno de los temas fundamentales en esta cita fue el papel que representa la Organización Mundial del Comercio (OMC) en la seguridad alimentaria global, una materia que ha cobrado gran importancia desde la crisis mundial del 2009, cuando los precios de los alimentos se elevaron considerablemente; de ahí el cuestionamiento de si existe disponibilidad para alimentar a la humanidad en los próximos cincuenta años.
Para el año 2050, la población mundial alcanzará los 9.200 millones de personas según la ONU, 2.000 millones más que en la actualidad. Esta población demandará mayor cantidad de alimentos en un espacio limitado de tierra (aproximadamente 1/3 más de la demanda actual), lo que puede llevar, también, al aumento de los precios hasta en un 75% del valor actual. Si a esta predicción le añadimos la presión del cambio climático, la erosión de la tierra y el aumento de los monocultivos y biocombustibles, el panorama se torna todavía más desafiante.
Es aquí donde el comercio tiene un rol trascendental, porque la seguridad alimenticia depende directamente de la disponibilidad de bienes en el mercado. También lo tienen las políticas nacionales dirigidas a una mejor redistribución de la pobreza, de apoyo a las tecnología aplicables a la agricultura para hacerla más eficiente, o el limitar la demanda de consumo, por ejemplo, a través de programas para reducir el desperdicio.
No obstante, las políticas nacionales deben de ir acompañadas de un marco legal internacional dirigido a reducir el riesgo de inseguridad alimentaria global y aumentar el acceso de los países que más sufren estas las consecuencias.
En particular, debe haber un compromiso efectivo de los países ricos para eliminar las distorsiones al comercio, lo que afecta directamente a los países menos desarrollados. Adicionalmente, debe trabajarse en la limitación de los programas que apelan a la soberanía alimentaria amparados en la cortina del cambio climático.
Comercio y medidas. Dentro de los puntos más importantes, está la eliminación de barreras a la exportación por parte de las economías desarrolladas a los países en vías de desarrollo. Para que el acceso a los alimentos sea efectivo, deben implementarse programas de ayuda mundial para asegurar que los exportadores puedan hacer llegar sus productos de la mejor forma y, a su vez, los importadores netos puedan tener acceso a ellos.
Anteriormente, existía la idea de que al comercio no le concernía el estado de la seguridad alimentaria, pero se ha probado que las organizaciones internacionales tienen un papel crucial en la implementación de políticas globales para limitar la inseguridad y garantizar que en los próximos 50 años el panorama de acceso a alimentos sea positivo en la escala global.
Carolina Palma, Universidad de Costa Rica. Investigadora del Instituto Mundial del Comercio.