En el curso de nuestras vidas, una o varias veces necesitaremos atención médica debido a un accidente o a una enfermedad grave, y, entonces, vamos a apreciar enormemente la oportunidad, seguridad, calidad, esmero y respeto con que nos traten el personal de salud y el administrativo, o, si no, lamentaremos terriblemente las humillaciones recibidas y los malos resultados.
Aun cuando tomemos todas las medidas conocidas de prevención y llevemos una vida ordenada en un ambiente saludable, nos vamos a enfermar… y tendremos la especial experiencia de sentirnos en las manos de médicos, enfermeras y otras personas que no conocíamos, pero que, de repente, son importantísimas porque de ellas pende, como de un hilo, nuestra existencia. A pesar de la seriedad del momento, es muy importante que la relación humana sea afectuosa, las palabras, claras y la dedicación, absoluta. Esto es fundamental para la recuperación de los pacientes.
A fin de garantizar lo mencionado anteriormente, particularmente en los hospitales, deben existir equipos interdisciplinarios de trabajo suficientemente integrados y en armonía, protocolos para cada acto o proceso y, desde luego, aparatos de diagnóstico y otros insumos en perfecto estado con el propósito de rodear a los enfermos con el máximo de seguridad. Esta sensación debe ser igual a la que tiene el pasajero cuando entra a un avión.
Transparencia total. El recurso humano debe ser adecuado en número y con experiencia, pero, sobre todo, debe actuar con transparencia total. El ambiente debe ser académico, en el sentido de que la enseñanza y la investigación científica deben encontrarse superpuestos con las mejores prácticas médicas, como sucede en los más destacados centros médicos del mundo, donde, para asegurar la sostenibilidad de la más alta calidad, trabajan, juntos, jóvenes profesionales con los de mayor experiencia.
Debemos tener conciencia de que los problemas de salud que hoy predominan en Costa Rica son igual de complejos a los que enfrentan los países más desarrollados. En tales circunstancias, los desafíos que tenemos son enormes, porque, además de eso, el conocimiento médico está cambiando demasiado rápido y solo esto nos obliga a correr para no quedarnos demasiado rezagados, lo cual significaría reducir las posibilidades de curación para los pacientes o condenarlos a una vida sin ilusiones.
Accidentes y resultados. En sitios tan complejos como los hospitales, en los que se trabaja sin interrupciones 24 horas, todos los días del año, existe el riesgo de accidentes y se presentan eventos adversos que algunas veces son inevitables y, otras veces, se deben a errores humanos. En cualquiera de los casos, tales eventos deben reportarse siempre, tienen que ser analizados y discutidos, establecerse las responsabilidades que correspondan, y tomar las medidas del caso para evitar que se repitan.
Lo que nunca debe suceder es ocultar esos eventos o accidentes, porque esa es la mejor manera de lograr que continúen repitiéndose. De igual forma, hay que proceder con los resultados de los tratamientos médicos o quirúrgicos, los cuales deben ser públicos y a cada paciente se le deben comunicar los que correspondan a su padecimiento. Solicitar un consentimiento informado a cada enfermo y explicarle, con toda claridad, el tratamiento al que va a ser sometido, y sus respectivos riesgos y beneficios, son características de una eficiente y transparente atención médica.
Ahora quiero preguntar: ¿estamos caminando en la Caja Costarricense de Seguro Social en la dirección correcta o vamos en sentido contrario?
Costa Rica, afortunadamente, es un gran observatorio que todo lo ve y todo lo comenta, y, así como la mayor parte de la gente se entusiasma rápidamente con determinados propósitos, también se decepciona en pocas semanas cuando el discurso se separa de la realidad.