Detrás de la mano hay algo más grande: está la patria, como detrás de la vida está el futuro, “lo permanente e invaluable”. Votar a la ligera, para salir del paso, sin mayor conciencia cívica, es como cuando se menosprecia la vida humana porque se vive en ella y se prefiere la moda “progre” de menospreciarla. En otras palabras, cuando abandonemos con empeño la superficial expresión “me la juego”, en el país brillará la estrella de la sensatez y la responsabilidad. Esa frase ha causado muchas muertes. En cuanto al voto, no es simplemente poner una X, es saber ponerla.
Durante los últimos sesenta años, 16 presidentes han votado por el centrismo del costarricense: el tesoro de la libertad, el Estado de derecho, la democracia republicana, la justicia social, la fraternidad, la solidaridad social y la paz. Aquí no caben ni el izquierdismo ni el ultraderechismo. Unos y otros se olvidan de la dignidad humana y de la “opción preferencial por los pobres”.
Asuntos importantes. En este momento histórico, Costa Rica debe ocuparse del bien común de todos, del turismo ecológico, de la infraestructura empresarial (pequeña, mediana y grande empresa), de la agilidad institucional y el fortalecimiento de algunas instituciones públicas, como la Caja Costarricense de Seguro Social y el Ministerio de Obras Públicas y Transportes, de la menor promulgación de leyes y de cuidar tantas cosas pequeñas, esas capaces de hacer más agradable la vida ciudadana. De los problemas económicos ya se ocuparán los economistas, que los tenemos muy buenos.
Habrá muchas cosas por hacer, y así es y será siempre el desarrollo, pero sin tantas promesas. La cobija no da para tanto. Cuanto menos promesas, mejor. Lo recomendable son los propósitos concretos y no el totalitarismo o el individualismo. El cúmulo de promesas genera desconfianza, sobre todo para cumplirlas en un período gubernativo de apenas cuatro años.
El proceso electoral demanda del votante sensatez y responsabilidad. Como afirma la historiadora Clotilde Obregón, “es más difícil construir una democracia, la historia de Costa Rica lo atestigua, pero es muy fácil perderla, sobre todo cuando la juventud se educa sin referencia al pasado histórico” (El proceso electoral y el Poder Ejecutivo , pág. 19, publicado en el 2000 por la Universidad de Costa Rica y el Tribunal Supremo de Elecciones).
Detrás del voto está la patria. No se olvide.